Desde el inicio de la pandemia de coronavirus en China, en diciembre de 2019, los científicos se han encontrado con cada vez más incógnitas sobre las condiciones en que el patógeno, que al día de hoy acumula 390 mil muertos en todo el mundo, afecta a los humanos.

De lo que se conoce hasta hoy, es que la mayoría de las personas infectadas sólo experimentan síntomas leves o incluso no presentan síntomas. Las tasas de mortalidad se deben principalmente a quienes son más susceptibles a insuficiencias respiratorias tras enfermarse de neumonía, o por el síndrome de dificultad respiratoria aguda. Sin embargo, por razones que aún se investigan, estos casos son menos del 10% de las personas infectadas.

Hoy se estima que entre los factores posibles involucrados en la insuficiencia respiratoria se encuentran condiciones preexistentes como enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes e hipertensión. Sin embargo, el papel que juegan estos problemas de salud en la gravedad de la enfermedad aún no está claro.

Algunas observaciones sugieren que la enfermedad es sistémica (afecta a todo el cuerpo), principalmente al endotelio vascular. Aún así, lo que se conoce sobre la patología en sus episodios más graves son sólo hipotésis.

Una de las opciones planteadas en marzo por un grupo de científicos chinos es que tanto en el contagio como en el desarrollo de la enfermedad, esté involucrado el tipo sanguíneo del paciente. Así lo aseveró un estudio que afirmaba que la posibilidad de contagio y reacción al virus podría estar ligada fuertemente a este factor, siendo las personas con sangre tipo A con mayor riesgo, versus personas con tipo O.

Recordemos que en Chile, de acuerdo al Centro Metropolitano de Sangre, responsable del 80% de los hospitales públicos de la Región Metropolitana, estadísticas de entre 2012 y 2017 muestran predominancia del grupo O de sangre con un 60% aproximado, versus un 29% del tipo A, algo que podría cambiar en los próximos años debido a la llegada de extranjeros al país.

El grupo A

Y aunque la investigación realizada en China no era concluyente, sí abrió el paso para trabajos como el realizado por más de 120 científicos de instituciones en toda Europa, quienes realizaron el primer estudio de asociación del genoma de los pacientes infectados con coronavirus, buscando revelar factores genéticos que pudiesen contribuir a la insuficiencia respiratoria en los casos más graves. De acuerdo a los autores, las variantes genéticas identificadas podrían ayudar a establecer de mejor forma la fisiopatología del coronavirus, y guiar a los expertos a determinar perfiles de riesgo clínico de los pacientes.

En el estudio, aún sin ser revisado por pares, investigadores del Hospital de la Universidad de Oslo (Noruega) y especialistas en España, Italia y Alemania, reclutaron a 1.980 pacientes de coronavirus con insuficiencia respiratoria, en cinco ciudades de España e Italia: Milan, Monza, Madrid, San Sebastián y Barcelona. Estos dos países fueron los más afectados en Europa, con pérdidas humanas en conjunto, acumulan 60 mil fallecidos.

Así, el estudio final incluyó 835 pacientes y 1.255 controles de Italia, y 775 pacientes y 950 controles de España.

Se analizaron un total de 8.582.968 variaciones en la estructura genética de un sólo nucleótido y se realizó un metanálisis de las cohortes italiana y española, detectando que el sistema de grupo sanguíneo ABO está involucrado en la susceptibilidad al COVID-19, y SARS-CoV-1. En tanto, pacientes con A positivo tenían un 45% riesgo mayor de insuficiencia respiratoria, mientras que personas del grupo 0 tenían un 35% menos de riesgo.

Según la Dra. Catherine Díaz, genetista de la Clínica Santa María, “el estudio postula una relación preliminar entre un grupo sanguíneo específico y la gravedad de la enfermedad por Covid-19 en una población europea determinada. Si bien, es una aproximación interesante que sugiere un factor de susceptibilidad, se necesitan más análisis e investigaciones futuras para sostener esta u otras hipótesis que proponen diferentes marcadores genéticos responsables del desarrollo o expresividad de la enfermedad”.

Sobre la certeza que el grupo sanguíneo sea importante en los casos más graves del virus, la especialista afirma que es “una posibilidad”, pero insiste en que faltan estudios para extrapolar estos hallazgos. “Estamos en una fase inicial del descubrimiento de la fisiopatología del virus y su huésped, por lo que asegurar una asociación como ésta sería precipitado”, afirma.

Para la Dra. Natalia Aránguiz, hematóloga de la Clínica Alemana, “se trata de un estudio bastante interesante que estudia la asociación genómica de pacientes COVID-19 de Italia y España. Lograron un número grande de pacientes con insuficiencia respiratoria, y los compara con un grupo de control en una población que asumen normal, aunque no se realizó serología para establecer que estos últimos no tuviesen la infección”

Aránguiz coincide con el hecho que si bien, existe un nexo aparente, debe ser demostrado: “En relación al tipo de sangre y gravedad del virus, por el momento no se ha demostrado de forma certera el vínculo entre grupo sanguíneo y gravedad de infección por COVID-19, si bien hay estudios anteriores -como los chinos- que han hecho ese enlace”.

“Si bien ss un estudio bien hecho, con mucha tecnología y nos abre un camino clínico para investigar, sus observaciones son aún iniciales. Aunque hay una relación estadística clara, los autores reconocen que tampoco se toman en cuenta otras variables que pudiesen estar afectando sus hallazgos, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión u obesidad, de las que se sabe pertenecen a personas de mayor riesgo”, sostiene.

“Se han visto asociaciones que permiten teorizar que podría haber una diferencia, pero aún falta por demostrarlo clínicamente”, enfatiza.