Por qué deberías bajar la tapa del inodoro si no quieres contagiarte de coronavirus
Un estudio explica que tras tirar la cadena, se genera una nube de partículas de hasta un metro de altura que en teoría, puede causar que otra persona se infecte. Eso, si se confirma que el virus puede sobrevivir en las deposiciones.
Entre la gran cantidad de evidencia descubierta en los últimos meses en relación a las superficies donde el coronavirus es capaz de sobrevivir, el tema de las heces humanas hasta ahora no está del todo resuelto.
Oficialmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que “se han presentado algunas pruebas que el virus de la COVID-19 puede producir infección intestinal y estar presente en las heces. Sin embargo, sólo un estudio ha cultivado este virus a partir de una sola muestra de heces y, hasta la fecha, no se ha notificado transmisión fecal-oral”.
En efecto, un estudio publicado a inicios de marzo encontró que en 73 pacientes hospitalizados, más de la mitad tenían rastros del virus en sus heces, y muchos de ellos no presentaban síntomas gastrointestinales.
En China, un estudio realizado en mayo a 74 pacientes estableció que más de la mitad de las veces, muestras fecales se mantuvieron positivas para el coronavirus durante un promedio de poco más de 11 días luego que muestras en su garganta dieran negativo. De acuerdo a la investigación, es posible que aún cuando el patógeno se haya eliminado del tracto respiratorio, puede mantenerse en el tracto gastrointestinal.
Los científicos han determinado que si bien, las mediciones en el tracto respiratorio son más efectivas que analizar las heces humanas para determinar si alguien está infectado, también se encuentran analizando las aguas residuales como una posible vía de contagio. Sin embargo, no necesariamente una persona enferma tendrá también rastros del virus en su materia fecal.
Por ello, existen trabajos destinados a reunir más información sobre cómo sobrevive el virus en las heces a distintas temperaturas, qué tan bien sobrevive en el intestino y qué malestares puede causar. Por ahora, el estudio más específico pertenece a muestras de laboratorio, y con sólo dos pacientes, como lo afirmaba la OMS.
El Dr. Michel Serri, infectólogo de la Clínica Dávila, explica que “desde el inicio de la pandemia esto se ha evaluado. El virus produce sintomatología digestiva (diarrea), porque en el intestino hay receptores. Hay estudios donde se detectó material genético en las deposiciones, pero no detectaron virus vivo”.
Vale decir, hay dos posibilidades: que se excrete virus en bajas concentraciones, sin ser infeccioso, o bien hay material genético que no produce daño. Sólo basta mantener la higiene respectiva con cloro. Pero la transmisión de una persona a otra a través de las deposiciones no se ha demostrado”.
El especialista recuerda una investigación realizada años atrás donde se mencionaba que el cepillo de dientes era un gran receptor de material fecal: “al tirar la cadena las gotitas se aerolizan, por lo que es muy probable que en las bacterias y virus también ocurra”, afirma.
En el baño
Pero sólo por ficción supongamos que sí, efectivamente la concentración del virus en las heces humanas suponga un problema. ¿Qué ocurriría en el inodoro?
Es lo que se planteó un grupo de investigadores chinos, que por medio de una simulación por computadora establecieron la forma en que al “tirar la cadena”, se crea una nube de gotas de aerosol que de acuerdo a los resultados, puede durar lo suficiente para que alguien respire las gotas y en teoría, se infecte.
El estudio, publicado en la revista Physics of Fluids, empleó modelos matemáticos para simular el flujo de agua y aire generada cuando descargamos el inodoro, tanto en aparatos con una sola entrada para la descarga de agua, y otro con dos entradas.
Para el estudio se usó el mismo modelo simulador de las gotas de aerosol expulsadas en una tos humana, aunque en este caso para imitar el movimiento de las gotas que salen disparadas al aire cuando descargamos el inodoro. De esta forma, descubrieron que entre el 40% y el 60% del número total de partículas puede elevarse por encima del asiento, “alcanzando una altura de poco más de un metro desde el suelo a una velocidad ascendente de hasta 5 metros por segundo”, según la investigación.
“Incluso en el período posterior al enjuague, entre 35 y 70 segundos después de la descarga, la velocidad ascendente de las partículas puede alcanzar hasta 0.37 cm/s, y continúan subiendo”, señala el estudio.
“Se puede prever que la velocidad será aún mayor cuando un inodoro se usa con frecuencia, como en el caso de un inodoro familiar durante un tiempo ocupado, o un inodoro público que sirve a un área densamente poblada”, indicó Ji-Xiang Wang, de la Universidad de Yangzhou y coautor del estudio.
Los autores recomiendan sólo por precaución, en los baños -sobre todo públicos-, sería bueno prevenir cualquier situación relacionada a la propagación de aerosoles sólo bajando la tapa antes de descargar el WC. Además, aconsejan limpiar el asiento del inodoro antes de usarlo, ya que las partículas flotantes de virus podrían haberse asentado en su superficie, y lavarse bien las manos, ya que en el botón de descarga y la manija de la puerta también podrían quedar restos del patógeno.
La probabilidad aún es incierta, a esperas de estudios más profundos. Sin embargo, hay un antecedente: en la epidemia de 2002 y 2003 con el SARS, 300 personas de un edificio se infectaron a causa de un sólo paciente, todo culpa del antiguo sistema de tuberías del edificio.
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