Un árbol chileno, clave en vacuna para el Covid-19; laboratorios optimistas con tener la cura este año; trotar con mascarilla puede ser fatal: tres cosas que aprendimos del coronavirus esta semana

Pocos sospechaban que el quillay tiene un componente que puede ser determinante en la efectividad de una futura vacuna para el coronavirus.


La mayoría asocia al quillay con un árbol característico de la zona central del país, pero pocos lo vinculan a la industria farmacéutica. Pues bien, hace años que el quillay se usa en aplicaciones médicas, gracias a que uno de sus componentes, una sustancia llamada saponina, la que tiene varios utilidades, sirve como un potenciador de vacunas, ayudando que el cuerpo libere más anticuerpos.

Ahora, una de las vacunas más prometedores para combatir el coronavirus, que desarrolla la compañía Novavax, una empresa estadounidense-sueca en la que Bill Gates ya ha invertido casi 388 millones de dólares, lleva este potenciador.

Esta semana, la compañía anunció que estudiará a 130 personas sanas en Australia entre los 18 y los 60 años para evaluar seguridad y la respuesta inmune que generan. Los primeros resultados estarán listos en julio y la segunda fase, que medirá el nivel de protección de la vacuna frente al virus, se ampliará también a personas que viven en Estados Unidos.

El laboratorio aseguró estar en condiciones de producir hasta 100 millones de dosis este año, y potencialmente más de mil millones en 2021.

Ricardo San Martín, en una entrevista con Qué Pasa, explicó que el desarrollo de esta sustancia viene de la década del 60, cuando se utilizaba para vacunas animales.

Sin embargo, la visita en los 90 de uno de los fundadores de Novavax, ayudaron a amplificar su uso, al punto que hoy será uno de los componentes claves en esta vacuna.

Vacunas en el horizonte

Hablando de vacunas, esta semana se supo del optimismo de varios de los laboratorios más importantes del mundo en tener una contra el coronavirus, antes que termine el año.

“La esperanza de mucha gente es que tendremos una, quizá varias, de aquí a fin de año”, señaló Pascal Soriot, director general de AstraZeneca, el jueves en una rueda de prensa virtual.

La empresa británica está asociada a la Universidad de Oxford para la fabricación y la distribución en todo el mundo de la próxima vacuna, un antídoto que ya comenzó la pruebas en humanos. El laboratorio ha asegurado que está capacitado para fabricar millones de dosis antes de fin de año.

No fue el único: Albert Bourla, jefe de Pfizer, que lleva a cabo ensayos clínicos con la sociedad alemana Biontech, también cree posible una vacuna antes de 2021.

Si todo va bien, y las estrellas se alinean, tendremos suficientes pruebas de seguridad y eficacia para poder (...) tener una vacuna hacia fin de octubre”, dijo.

Cuidado al correr con mascarillas

Zhang Ping es un joven chino de 26 años, habitante de Wuhan, la ciudad donde se cree se originó el coronavirus, que siguiendo las normas sanitarias de la autoridad de su país, salió a trotar utilizando una mascarilla.

Un dolor en el pecho y dificultad para respirar lo obligaron a detenerse, y terminar en un hospital, donde finalmente sufrió un neumotórax: literalmente sus pulmones colapsaron, comprimiéndose en un 90%, que solo un procedimiento quirúrgico logró revertir.

Según Chen Baojun, director del Departamento de Cirugía Torácica del Hospital de Wuhan, la mascarilla pudo haberle jugado una mala pasada al deportista aficionado, ya que su uso reduce el ingreso de oxígeno al cuerpo (necesario en un momento de alta exigencia física), y que eso aumenta la presión sobre los pulmones y el corazón.

Aunque el diagnóstico no es concluyente, al menos es una alerta.

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