Columna de Óscar Contardo: Algo murió la medianoche del viernes

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Durante la noche del viernes estaba claro que la frivolidad política y la desidia como brújula habían servido de combustible para que una bomba de furia estallara. La jornada concluía después de la medianoche, con un militar enviándonos por televisión a descansar a nuestras casas. Algo había finalizado de un modo arrebatado, como la convulsión que precede la muerte de un cuerpo malherido.