"Playboy durará por siempre"
Hubo un tiempo en que Christie Ann omitía su apellido y utilizaba el del marido de su madre. Claro, es hija de Hugh Hefner, el creador del imperio Playboy. Pero un día su padre la invitó a gerenciar la compañía y ella, ya con el Hefner a cuestas, se convirtió en presidenta y CEO. Hoy, tras dejar la firma, trabaja en un think tank cercano a Obama, en la Universidad de Columbia, y se pasea por el mundo hablando de medios y empresas familiares. Ésta es la historia de la otra conejita. <br>

¿Qué podrían tener en común Obama, la Universidad de Columbia y Playboy? Aunque a primera vista nada, los tres tienen una persona que los une: Christie Ann Hefner (58). La primogénita de Hugh Hefner (84), el fundador del imperio de las sensuales conejitas, estuvo al mando de Playboy Enterprises -avaluada en unos US$ 300 millones- por más de 20 años. Pero a principios de 2009 dejó de lado el negocio familiar, dando un giro en su vida: desde entonces es directora del Center for American Progress, un think tank cercano a Obama; trabaja con la Facultad de Periodismo de la Universidad de Columbia; pertenece al directorio de Canyon Ranch Health Resort; y además es relatora en seminarios internacionales y de TV cable.
Ahí no habla de modelos, ni de las mujeres con poca ropa que cubren las páginas de Playboy, la revista que nació en 1953 con Marilyn Monroe como portada. Los discursos de Hefner -quien en 2006 ocupó el lugar 80 dentro de las mujeres más poderosas del mundo, según Forbes- abarcan temas de finanzas, innovación y empresa familiar.
En eso ha estado todo este tiempo. Hace exactamente 21 meses dejó la cabeza del conglomerado que, entre otros, maneja 18 ediciones internacionales de la revista, que es leída por 15 millones de personas en cinco continentes. Atrás quedaron las conejitas y las fiestas apoteósicas en la vida de la heredera. Sin embargo, desde su casa en Chicago cuenta que visita la mansión Playboy en Los Ángeles cada dos meses para ver a su padre.
Ahí le gusta quedarse junto a su marido, el senador demócrata por Illinois William A. Marovitz. La idea de esos viajes, dice, es compartir lo más posible con Hef -así llama a su padre-, quien hoy vive con una de sus playmates, Crystal Harris, su actual novia de veintidós años. "Me gusta conocer a las playmates. Cuando mi padre tenía tres novias, me llevaba bien con las tres", sostiene.
La hija de Hefner siempre ha sido criticada por grupos feministas que acusan a su padre de manejar un negocio que utiliza a la mujer. Pero ella ha dicho en reiteradas oportunidades que "Playboy ha apoyado políticas y filosofías feministas más que cualquier otra empresa".
"Nunca me avergoncé"
Christie nació en 1952, un año antes de que su padre fundara la revista. Entonces, Hugh estaba casado con Mildred Williams y trabajaba como periodista en la revista Esquire, donde se negaron a aumentarle el sueldo, razón que le bastó para echar a andar su proyecto.
En 1982, la hija de Hef se convirtió en la presidenta de la firma, y en 1988 en la CEO. Se concentró en enfocar la empresa en el negocio de los medios, apostando fuerte al mundo de la televisión. "Una incursión exitosa hasta hoy", dice.
Pensó en llamar Stag Party a su idea de una revista lifestyle pensada para hombres entre 18 y 80 años. Pero el nombre ya estaba tomado. Entonces decidió llamarla Playboy. Hugh tenía apenas 27 años, US$ 600 propios y US$ 6 mil prestados. En ese momento se separó de su mujer y sus hijos, quienes se trasladaron a Wilmette, Illinois. Él se quedó en Chicago.
Así, Christie creció en los suburbios, lejos de su padre, sus fiestas y su estilo de vida. No usaba su apellido, pero de todas formas lo visitaba con frecuencia. Hoy recuerda que su padre le enviaba una limusina para recogerla. "Era como ir a un parque de diversiones", indica la primogénita, y añade que en casa de su padre siempre encontraba los videojuegos más modernos.
El excéntrico estilo de vida de Hugh Hefner se plasmó en la revista. Su particular imagen -pijama de seda y pipa en boca- propició la difusión del concepto Playboy: él y el conejo pasaron a ser la imagen de la revista.
Un gran acierto para el mundo Playboy ocurrió en 1971, cuando Hugh -quien es catalogado de genio por su coeficiente intelectual 152- compró por US$1,1 millón el palacio en Holmby Hills, en California, para convertirlo en la mansión Playboy. Ésta se transformó en la casa de las conejitas y el lugar al que acudía parte importante del jet set norteamericano.
Además, Hugh empezó a involucrarse sentimentalmente con las chicas. Cultivó fama del soltero más conocido y envidiado del mundo. A sus preferidas las llamó special ladies y viajaban con él a bordo de The Bunny, el Boeing 747 negro, avión con el que ha recorrido el mundo.
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