Mundo: Lenin en Las Vegas
Resulta una tragicomedia del destino que Lenin, uno de los grandes líderes del siglo XX, haya terminado como una estatua en las entrañas de un casino del sistema enemigo.

Caminaba con mis hijos por el hotel Mandalay Bay en Las Vegas, rumbo al acuario de los tiburones, cuando una enorme estatua de yeso y estuco me llamó la atención. A pesar de que no tenía cabeza, parecía la de un caudillo. Me acerqué y leí en un letrero que se trataba de Lenin. Estaba en la puerta del restaurante Red Square, alguna vez elegido por la revista Playboy como el mejor del mundo. Luego me enteraría de que había sido inaugurado en 1999, con la estatua de Lenin todavía con cabeza, pero que ante las quejas de algunos militares, los dueños del restaurante decidieron que lo mejor era decapitarla (y poner manchas blancas en los hombros y los zapatos para simular deyecciones de palomas).
Fascinado por el restaurante, volví al día siguiente. La decoración del local simulaba el período de oro de la revolución comunista -digamos, los años treinta-: había un mural que glorificaba al trabajador, la hoz y el martillo estaban por todas partes, al igual que candelabros bañados en oro que parecían sacados del viejo orden zarista (el lujo como la razón para la revolución). Como Las Vegas es una suerte de parque temático para adultos y tiene esta obsesión kitsch por replicar todo (mi hijo mayor quedó encantado con la Estatua de la Libertad, el menor con la esfinge de Guiza), entendí que, mal gusto y todo, aquí se celebraba a una dictadura sin ningún tipo de preocupación por el trasfondo histórico. Pensé en un restaurante de comida argentina con una enorme estatua de Videla en la puerta, y así sucesivamente, todos los dictadores del mundo y todas las revoluciones del mundo en restaurantes de comida típica en Las Vegas.
El Mandalay Bay es uno de los hoteles y casinos más lujosos de una ciudad que se ha convertido en símbolo del exceso, la decadencia capitalista; una ciudad que, incluso en época de crisis, no descansa. De alguna manera, las réplicas son una forma de decir que con el dinero todo se compra (y sin miedo a burlarse de uno mismo: el hotel New York New York está dedicado a "la mejor ciudad de Las Vegas"). Resulta una tragicomedia del destino que Lenin, uno de los grandes líderes del siglo XX, haya terminado como reclamo turístico en un restaurante caro en las entrañas de un casino del sistema enemigo. Los turistas juegan su dinero en las mesas y las máquinas del Mandalay Bay, y luego pueden ir a tomar uno de los ciento cincuenta vodkas que ofrece el Red Square (los nombres de los tragos son burlones: está, por ejemplo, el Crisis de los misiles cubanos). Si piden uno de los vodkas más caros, pueden recibir un premio: pasar al depósito del restaurante y ver, en un freezer gigante, la cabeza de 115 kilos de Lenin. Pero la mayoría no pregunta. El triunfo parece haber sido tan completo que muchos no saben (ni les interesa saber) quién fue Lenin.
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