Ha llegado carta

Los actores Carla Casali, Daniela Jofré, Tomás Espinosa y Sergio Gilabert, fundadores del Archivo Mundial de Misivas, invitan al público a repasar en una atmósfera íntima un conjunto de cartas que van desde comunicaciones domésticas hasta tesoros postales.




A Pedro de Valdivia le gustó esa ubicación. Entonces las calles no tenían nombres, pero en el sitio donde hoy funciona el Correo Central, en Catedral con Puente, el hombre construyó su casa y se instaló tras la conquista de Santiago. A la directora chilena Paula Aros y su equipo no sólo les gustó la ubicación, sino especialmente la carga histórica de este sitio patrimonial y la posibilidad de reflexionar sobre el género epistolar con este escenario de fondo.

Así surge la obra Correo, en la que los actores Carla Casali, Daniela Jofré, Tomás Espinosa y Sergio Gilabert, fundadores del Archivo Mundial de Misivas, invitan al público a repasar en una atmósfera íntima un conjunto de cartas que van desde comunicaciones domésticas hasta tesoros postales, como la epístola del niño cubano de doce años, de nombre Fidel, que en 1940 escribe al presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt. O la de otra niña que pregunta a Albert Einstein si los científicos rezan, y la consecuente respuesta del físico a la muchachita curiosa. O la de Carlos Prats a Augusto Pinochet el 15 de septiembre de 1973, a cuatro días del golpe y poco antes del atentado que le costó la vida. O la que Gandhi le escribió a Hitler en 1939 y nunca llegó a destino. O el ficticio e igualmente frustrado mensaje que Romeo escribe a Julieta, contándole del falso veneno que tomará para engañar a las familias en disputa, pero que la muchacha no alcanza a leer.

Las distintas misivas son escenificadas y puestas en contexto por los actores, que involucran además a los visitantes en la escritura conjunta de una carta a un personaje público, al modo de un cadáver exquisito, y en otros juegos postales igualmente dinámicos. La obra funciona así como un proyecto de memoria colectiva y de apreciación de un sitio patrimonial, pero también como un impulso para pensar en las palabras, en la lengua y en la temporalidad que involucra la escritura epistolar. Las cartas como una máquina del tiempo, en la que nuestro pasado viaja al futuro en un presente estampado en el papel.

Hasta el 27 de marzo. Las entradas son gratuitas. Inscripción en: proyectocorreo.cl

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