Buscando orquídeas en el cerro El Mauco

Ladera Sur recomienda: Hay un sendero en este cerro costero que vale la pena caminar. Allí hay varios tipos de orquídeas chilenas, como para dejar claro que esta flor no es exclusiva de los climas tropicales. La regla del paseo: mirar, pero no tocar.


Era el primer fin de semana de octubre y una prima me hizo una oferta que no podía rechazar: unos meses antes ella había subido el cerro El Mauco y había visto varios brotes u hojas de orquídeas en el suelo que, ahora, ya deberían estar crecidas y florecidas.

Así que partimos una tarde de sábado camino a Concón, para subir este cerro costero ubicado a un costado de la desembocadura del río Aconcagua, que aún pareciera no ser tan popular entre los amantes del trekking. Tomamos la carretera hacia Quillota en dirección al puente Colmo, por la ruta F-190, y paramos en una casa particular, donde pedimos permiso para ingresar al sendero.

Después de una subida algo empinada y cruzar un pequeño bosque esclerófilo, ya tuvimos vista de la antena que marca el inicio de la ruta a la cima y una espectacular panorámica del campo de chaguales que coloniza sus laderas. Los que visiten este cerro en la temporada de primavera-verano deben estar atentos ya que además puede que vean por ahí a la mariposa del chagual, la más grande de Chile.

Partimos la caminata disfrutando las vistas hacia el humedal de Mantagua y gran parte de la costa de la Región de Valparaíso. Dentro de la variada flora que se puede encontrar en el sendero hay azulillos, boldos, litres, tebos, tabacos del diablo, quinchamalíes y ajicillos, que aparecían a un costado de la ruta.

Ya llevábamos casi una hora de caminata, cuando llegamos al sector donde mi prima había encontrado las hojas de orquídeas. Comenzamos a caminar más lentamente y con la mirada atenta al suelo. Pronto vimos la primera florecida: una Chloraea multiflora. Esta orquídea, endémica de Chile, florece entre agosto y octubre y se puede encontrar desde Valparaíso a Cautín.

Seguimos nuestro camino y al poco andar fuimos encontrando más ejemplares de esta singular flor chilena, desperdigados a varios metros entre sí. Sabíamos que en esta zona había varias especies diferentes de orquídeas, así que ahora, después de nuestro primer triunfo, íbamos aún más atentas y mirando cada rincón a nuestro alrededor. Si no fuera por eso, probablemente habríamos pasado junto a la Gavilea venosa que estaba escondida bajo unos arbustos sin siquiera darnos cuenta. Esta orquídea, también endémica, florece de septiembre a octubre y crece desde la Cuesta de Cavilolén en la Región de Coquimbo, hasta Osorno, en la Región de Los Lagos.

Mi fascinación por las orquídeas comenzó hace un tiempo, cuando me enteré de la precaria situación en la que se encuentran estas flores en el país. Me llamó la atención la particularidad de las orquídeas chilenas: estas flores suelen asociarse a climas tropicales donde, por lo general, (el 70%) son epífitas, es decir crecen en troncos o ramas de los árboles, pero en Chile las orquídeas son terrestres y se han adaptado a una gran variedad de ambientes.

De hecho, se pueden encontrar desde el altiplano de la Región de Arica y Parinacota, a 4.300 metros sobre el nivel del mar, hasta Magallanes. Pero también me impactó que aún se desconoce mucho de estas especies chilenas y, lo peor, que gran parte de estas está amenazada. Muchas de estas flores están ahí, frente a nosotros, pero la gran mayoría del tiempo pasan inadvertidas y hace falta un ojo más atento para avistarlas.

En el cerro El Mauco, por ejemplo, se pueden llegar a ver por lo menos cuatro especies de orquídeas. Además de la Chloraea multiflora y la Gavilea venosa, ese fin de semana con mi prima y su marido encontramos la Chloraea gavilu (endémica), que florece durante los meses de primavera y la que parecía ser una Chloraea heteroglosa (endémica) que se anticipó un poco a su floración, ya que florece de noviembre a diciembre.

No está de más decir que si alguna vez encuentran una orquídea en su camino, disfruten la vista, llévense una foto de recuerdo y sigan su rumbo. ¡Por ningún motivo las corten! Es tarea de todos proteger nuestro patrimonio natural.

Sobre el sendero

El sendero está bien definido, pero bastante erosionado, así que hay que calcular unas dos horas hasta la cima de El Mauco. Hay que ir con buenos zapatos de trekking. Es, sin embargo, una ruta fácil. Hay que considerar el viento de la costa; así que es buena opción llevar un cortaviento.

¿Cómo llegar?

Desde la rotonda norte de Concón, en la desembocadura del río Aconcagua, tomar la carretera hacia Quillota que bordea el río por la ribera sur (Ruta 64). Son unos 7 kilómetros hasta el camino que nace a la izquierda, en dirección al puente Colmo, por la Ruta F-190. Pasar a la casa donde está el cartel "Donde Glorita, La Picá del Pan Amasado", estacionar el auto -hay que pagar $ 1.000- y pedir permiso para subir por el sendero.

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