La mudanza de las viñas

Lo concluyó un estudio hace un lustro: para el año 2050, la superficie de terreno apta para la viticultura disminuirá entre un 25% y un 73% en algunas de las regiones del mundo. Esto representa un desafío para la industria, especialmente si se considera que cada variedad de uva tiene requerimientos específicos de temperatura y agua. Por ejemplo, el pinot noir necesita un rango mucho más restringido de temperatura y humedad que el cabernet sauvignon.
Una consecuencia En Chile será una expansión de las viñas hacia el sur, porque las condiciones climáticas de algunos valles se irán trasladando. "El cambio climático tiene perjuicios y oportunidades y ésta es una de ellas", dice la ecóloga Olga Barbosa. "Que haya un clima más cálido hacia al sur les permite explorar suelos que antes no consideraban para ciertas cepas, entonces la calidad del vino irá cambiando".
Barbosa es directora del programa Vino, Cambio Climático y Biodiversidad, iniciativa del Instituto de Ecología y Biodiversidad y la UACh, que hace 10 años asesora a empresas vitivinícolas chilenas. Una de sus labores es modelar mapas climáticos para que las viñas proyecten sus cultivos: "Mira, estos datos muestran que el clima que ustedes necesitan para su cepa equis no va a estar acá en 30 años más y tendrás que moverte a equis lugar", les dicen. "Hacemos un traspaso de información científica: 'muévete para acá y te ayudamos a conservar la biodiversidad del lugar'. Hoy las viñas tienen claro que mantener un bosque nativo les entrega ventajas ecosistémicas, como mayor disponibilidad hidrológica", dice.
Las viñas que participan en este programa han sumado en conservación 26 mil hectáreas de bosque esclerófilo entre la quinta y octava región, produciendo lo que se llama reducción de emisiones por evitar la deforestación: "Un bosque nativo al lado de una viña tiene capturado alrededor de 25 toneladas de carbono por hectárea. La viña, en cambio, tiene 5 toneladas por hectárea", explica.
Barbosa asegura que la industria del vino es la más adelantada del país en mitigación al cambio climático. Una iniciativa es la disminución del peso de las botellas, lo que se traduce en una menor huella de carbono por transporte. "Es una lucha contra los estereotipos, porque la gente piensa que la botella pesada y guatona es más elegante", dice.

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Mariscos. FOTO: Dragomir Yankovic/Aton Chile.[/caption]

Mariscos gourmet

¿Usted consumiría choritos en salsa de tomate? ¿O choritos en una salsa blanca? Esas son algunas de las preguntas de una encuesta que el Núcleo Milenio MUSELS realizó a consumidores de Santiago y Concepción como parte de un proyecto de la industria de los cultivos marinos, específicamente la asociada a moluscos, que busca anticiparse a los cambios globales que están ocurriendo en el océano.
Esta industria está empezando a considerar estrategias para adaptarse al cambio climático y otros agentes de cambio, como la acidificación de los océanos. Los estudios de MUSELS comprobaron que en escenarios de acidificación a 50 y 100 años se podrían ver afectados los atributos físicos de los choritos, como el color y la dureza de las conchas, y también los nutricionales, como el contenido de vitaminas, proteínas, carbohidratos y ácidos grasos esenciales. Entonces está barajando la idea de ofrecer nuevos formatos, al estilo de los "productos gourmet".
Stefan Gelcich, académico UC e investigador del MUSELS, explica que las encuestas dan cuenta de que la gente aun prefiere el chorito en concha, pero existe un segmento de la población dispuesto a probar nuevas presentaciones. Ante eso, la industria está tratando de agregarles valor nutricional "porque ése es un aspecto que, según las encuestas, a la gente le interesa mucho. Que sea fresco y el valor nutricional es su prioridad".
El tema es relevante porque, según explica Cristian Vargas, académico UdeC y director de MUSELS, en algunas zonas específicas del mar interior de Chiloé los niveles de pH observados hoy están cercanos a los pronosticados para 50 años debido a múltiples causas. "Los estudios sugieren que es esencial para generar esta capacidad de adaptación que futuras investigaciones evalúen los efectos de estos cambios sobre los océanos en un contexto más amplio, considerando la visión de la industria y la de los consumidores", dice.

Moda sin estaciones

La industria textil tampoco está ajena al fenómeno y dicen que se nota en algo pedestre: hoy las estaciones del año y las temperaturas son cada vez más difíciles de anticipar. Pamela Lagos, gerente de sostenibilidad de Falabella Retail, dice que cambiaron la logística de abastecimiento y los stocks en sus tiendas. "De cuatro estaciones marcadas, hemos ido migrando a prácticamente dos estaciones que no se sabe bien cuándo comienzan y terminan", explica.
Esto también es un problema para los productores textiles más pequeños. "Cambian las fechas de partida de las temporadas, el invierno llega más tarde y el verano se hace esperar también. En estos espacios de tiempo pueden ocurrir todo tipo de climas: calor fuerte, lluvias, viento y sobre todo cambio e inestabilidad dentro de una temporada, una semana y hasta un mismo día", explica Florence Collin, de Moda Chile, la asociación gremial de diseñadores nacionales de moda. Esto hizo, por ejemplo, que la marca El Trato decidiera lanzar este año una tercera colección de media temporada hecha para las transiciones de frío-calor.
Además, muchos de los asociados de Moda Chile han decidido tomar medidas para hacer más sustentable su producción considerando que la industria textil es la segunda más contaminante en el mundo. Francisca Tornero, diseñadora de vestidos de novia, utiliza sólo materiales naturales, al igual que Caro Raggio y Juana Díaz; en El Trato ocupan materiales de jeans tratados sin agua ni químicos y compran saldos de la industria; en Carmen Eva redujeron el consumo de agua de sus procesos en un 10% y Francisca Tornero le propone a las novias reciclar vestidos: "Si bien somos una marca de vestidos que diseñamos hechuras nuevas, estamos intentando promover una filosofía del reciclaje utilizando telas antiguas o vestidos de novias de la abuela que puedan ser rediseñados, pero con materias primas antiguas, de esa manera reducimos la compra de nuevas telas".
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Turismo en alerta

Para la industria turística, el cambio climático es un problema a nivel planetario. Según un informe de la OMT, Organización Mundial de Turismo, las condiciones meteorológicas extremas han impactado la decisión de los turistas respecto a los destinos que visitan. Lo que también pasa en Chile. "Un ejemplo se vio durante el verano. Mientras en la Araucanía se vivieron altas temperaturas, en el norte se produjo un fuerte incremento en las lluvias altiplánicas. Hoy enfrentamos una nueva realidad que exige adaptarnos a las nuevas condiciones", dice Mónica Zalaquett, subsecretaria de Turismo.

Lorena Arriagada, secretaria general de Achet, la Asociación Chilena de Empresas de Turismo, se muestra de acuerdo. "En el caso de Chile, cuyos atractivos y productos turísticos están vinculados sobre todo a la naturaleza, el cambio climático y sus fenómenos asociados han impedido el normal desempeño de la actividad", explica. Luego enumera los fenómenos: lluvias torrenciales en la zona norte en temporada de verano, crecidas de ríos, altas temperaturas asociadas a vientos que provocan incendios forestales, crecidas de ríos y períodos de sequías prolongados.

Arriagada cuenta que los servicios turísticos de las zonas más afectadas por eventos meteorológicos han debido asumir pérdidas millonarias, lo que lamenta debido a que considera que si bien desde hace varios años se vienen anunciando los efectos del cambio climático, en la industria local no se abordó el tema hasta que comenzaron a experimentarse estos efectos. "Lo que está ocurriendo llegó para quedarse", comenta.

Agua turbia

Otra de las industrias expuestas al fenómeno es la de las sanitarias. "El cambio climático afecta a todo y todos. Quedaron obsoletos los datos históricos de lluvia, biodiversidad y disponibilidad de recursos naturales", dice Narcís Berberana, CEO de Aguas Andinas. El ejecutivo cuenta que la sequía que en la zona central se prolonga hace ya una década tiene a esa área del país con los mismos índices de lluvia que presentaba la región de Coquimbo en los años 60.
Luis Riveros, gerente regional de Esval, explica que en la última década en la región de Valparaíso los caudales de sus principales ríos, el Aconcagua y el Maipo, han estado bajo sus mínimos históricos. "Esto nos ha llevado a invertir la relación entre uso de agua superficial y subterránea: si hace 10 años era 60% a 40%, ahora en gran medida es subterránea", dice. Agrega que otro de los efectos son las fuertes turbiedades que afectan a los ríos provocadas por intensas lluvias en acotados periodos, en gran altura y en periodos poco habituales.  
"Permítanme alzar la voz sobre otro efecto: el derretimiento de los glaciares, lo que es una pérdida terrible para nuestra generación. Según estudios, se espera que en 30 años el río Maipo vea disminuido su caudal en, al menos, un 12%", dice Berberana, sobre el futuro de la principal fuente de agua de la Región Metropolitana. Para enfrentarlo, en Aguas Andinas dicen que tienen un plan contra la sequía que ya lleva casi 10 años desarrollándose para intentar mantener en forma inalterable el servicio a sus clientes. Además, empezaron a reutilizar aguas servidas descontaminada de las biofactorías para riego agrícola.