El sarampión es un virus de la misma familia de la rubéola y varicela, y en la mayoría de los casos genera malestar general, fiebre y manchas rojas en la piel, pero si se complica puede provocar ceguera, encefalitis, neumonía en incluso la muerte.

En Chile, el virus se erradicó en 1992. América completa lo hizo en 2015. Desde entonces, este microorganismo ya no circula en el continente en forma endémica, por lo que la única posibilidad de contraerlo es que una persona que no está protegida viaje a algún lugar del mundo con la enfermedad y se contagie, o que personas que viven en estos países viajen estando ya contagiados, y enfermen una vez que hayan arribado a nuestras tierras.

El riesgo siempre está y ha ocurrido, por eso preocupa el aumento explosivo que han tenido los casos en Europa. Según cifras dadas a conocer ayer por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los países europeos los casos de sarampión aumentaron un 400% entre 2016 y 2017. Así, si en 2016 tuvieron 5.273 personas enfermas, el año pasado llegaron a 21.315, y otras 35 murieron a causa de este virus en el mismo periodo.

Zsuzsanna Jakab, la directora Regional de la OMS para Europa, señala que "cada nueva persona afectada por el sarampión en Europa nos recuerda que los niños y adultos no vacunados, independientemente de dónde vivan, siguen en riesgo de contraer la enfermedad y contagiarla a otras personas que quizás no puedan vacunarse".

De acuerdo al catastro, uno de cada cuatro países europeos está viviendo un gran brote de sarampión.

Cobertura en Chile

Desde su erradicación, Chile ha tenido algunos brotes acotados de la enfermedad: en 2003 un chileno que viajó a Japón; en 2009 un niño de 4 años que llegó como turista desde Francia; en 2011 tres casos importados que no tenían relación entre ellos, y en 2015, una persona que llegó del extranjero y contagió a otras 8 en el país. Desde entonces, no se ha confirmado ningún caso.

Jeannette Dabanch, infectóloga y coordinadora del Comité de Enfermedades Emergentes de la Sociedad Chilena de Infectología, cuenta que la situación que vive Europa se explica porque las personas ya no se están vacunando como antes. Según la especialista, este virus habita sólo en los seres humanos. Por lo tanto, en quienes no se quieren vacunar y están sin protección, quienes mantienen el virus y contagian a los que no se han vacunado o no se pueden vacunar por problemas de inmunidad. "Cuando aparecieron los grupos contrarios a las vacunas, muchas personas dejaron de vacunarse y cuando baja la cobertura de las vacunas, vuelven a aparecer los casos. El riesgo está en el movimiento de las personas. Cada individuo viaja entre los continentes llevando consigo virus y bacterias. Por eso es importante mantener altos niveles de cobertura de la vacuna contra el sarampión", señala.

En Chile, esta vacuna se administra al año de edad y se refuerza en primero básico. Según cifras del Ministerio de Salud, el año pasado se llegó al 90,3% en la primera dosis y 90,8% en la segunda. Aunque esta es una buena cifra como promedio nacional, reconoce Dabanch, la cobertura no es la misma en todas las regiones.

Mantener alejada esta enfermedad, dice la infectóloga, implica mantener alta la cobertura de vacunación y aumentarla aún más y seguir con la vigilancia permanente que obliga a informar cada semana cualquier caso de fiebre y manchas rojas en la piel.