13 reasons why




La serie que cuenta la historia de una adolescente que se suicida dejando 13 grabaciones, abrió el debate frente al suicidio adolescente, que presentado con actores, productores y música atractiva, naturaliza los pensamientos adolescentes autodestructivos y desincentiva la búsqueda de ayuda profesional. Promueve que los jóvenes evadan a los adultos y trata la idea del suicidio como una forma de transmitir un mensaje, construyendo la fantasía de alcanzar fama a partir de un final heroico.

El fenómeno está instalado en nuestros hogares y más que combatirlo es una oportunidad para abrir el diálogo. El suicidio en jóvenes chilenos aumenta, ocupa el segundo lugar en países de la OCDE y la tercera causa de muerte adolescente en el mundo. Según el Ministerio de Salud, las muertes autoprovocadas entre los 10 y 19 años alcanzarán 12 casos/ 100 mil habitantes en 2020. Los intentos de suicidio suelen ocurrir durante crisis vitales asociadas a conflictos interpersonales y aislamiento social. La adolescencia es un periodo en el que aumenta la carga de responsabilidades individuales, que unido a la inexperiencia e inmadurez puede provocar angustia, soledad y frustración, que propician factores de riesgo para la conducta suicida. Aislamiento, tristeza, rabia, intranquilidad, desesperanza, descuido, cambios de conducta y ánimo, conversaciones sobre muerte y sentimientos de vacío pueden ser alertas para los padres. Debe considerarse que quien presenta una conducta suicida vive un sufrimiento emocional intenso, una profunda desesperanza ante el futuro y la percepción de la muerte como única salida ya que no cuenta con recursos psicológicos necesarios para enfrentar la situación, por lo que debe ser tomada en serio, nunca debe dejársela sola y debe recibir ayuda profesional. Como propone Bobes el  suicidio no es un problema moral, quien intenta suicidarse no es cobarde ni valiente, sólo una personas que sufre, que está desbordada por el sufrimiento y que no tiene la más mínima esperanza en el futuro.

La familia cumple un rol fundamental en el desarrollo psicológico de la persona, promoviendo competencias personales, como autoestima positiva y bienestar emocional. La integración familiar y la satisfacción con el funcionamiento familiar son factores protectores de la conducta suicida.. En la prevención del suicidio las familias están llamadas a fortalecer la resiliencia de sus hijos intencionando formas constructivas para enfrentar los problemas y la frustración, que incluye pedir ayuda cuando lo necesiten. Los estilos parentales positivos y de aceptación, la calidad en la relación con los hijos, la amabilidad, contención, regulación escolar y monitoreo parental se relacionan con una menor ideación suicida en adolescentes.

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