56 días




Quedan exactamente 56 días para la primera vuelta presidencial. Con el inicio oficial de las campañas, la semana pasada, no solo la carrera por La Moneda entró en tierra derecha, con el despliegue en terreno, los banderazos y los jingles que ya comienzan a sonar. También transita por la recta final la crucial decisión que deberán tomar los chilenos, especialmente aquellos que aspiran a que exista un cambio positivo en la conducción del país. Quienes quieren que el país retome la senda del crecimiento, de creación de empleos, el sentido de unidad y diálogo perdido en estos cuatro años, la preocupación por los problemas reales de la gente.

Por todo aquello, un elemento clave será la responsabilidad con que cada ciudadano ejerce su derecho a sufragio en la primera vuelta, más aún teniendo en cuenta que en las últimas cuatro contiendas presidenciales en nuestro país ha existido un balotaje. Las estadísticas demuestran que en Chile se ha vuelto difícil alcanzar el 50% más uno de los votos en primera ronda. Claramente, no da lo mismo cómo queden posicionados los candidatos para la segunda vuelta. En 2009, el expesidente Piñera obtuvo un 44,06% de los votos y su principal contendor, Eduardo Frei, un 29,6%. El 14,46% que los separaba se transformó en una diferencia irremontable entre ambos y permitió a la centroderecha volver, después de cincuenta años, a la conducción del país.

Es cierto, aunque suene cliché, que las elecciones no se ganan hasta que se cuenta el último voto. Pero aquí el análisis es obvio: lo importante que es la diferencia que se produzca entre las dos principales candidaturas, que son las que van a pasar a segunda ronda. A mayor distancia, más se afirman las posibilidades de ganar.

Algunos hablan del "voto útil", de la estrategia para evitar la fuga de votos hacia candidatos que no tienen opciones reales de ganar. Pero es mucho más que eso, es un voto responsable, pensando en los enormes desafíos que tiene el país por delante. Voto en primera vuelta por éste y en segunda por Piñera porque sé que va a pasar. En esta actitud está el error. No son tiempos para darse gustitos personales ni correr riesgos. Es tiempo de reflexionar sobre los profundos efectos que tendrá la decisión que cada uno tome en la soledad de la urna el próximo 19 de noviembre.

Más aún cuando en la vereda del frente la estrategia será clara. Quienes quieren aferrarse al confort que hoy les entregan los cargos públicos y las prebendas del Estado y ven con pánico la posibilidad de perder el poder, buscarán unirse en un "todos contra Piñera".

Esta presidencial será, tal vez, la más importante desde el retorno de la democracia, pues lo que está en juego es la posibilidad de volver a poner de pie a nuestro país y, sobre todo, mejorar la calidad de vida de los chilenos. Y siempre en la confianza está el peligro. Con voto voluntario, no solo está el desafío de movilizar a la mayor cantidad de personas, sino de que se comprenda la importancia de votar bien.

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