Árbitros profesionales




No se escondió el presidente. Habló con todos. Hace rato que no me alegraba tanto una cadena nacional. Sincero, frontal y sin compromisos. Pudo callar y dejar que la memoria corta del chileno olvidara el capítulo. Hizo todo lo contrario, explotó con una honestidad llamativa. Enrique Osses apareció justo para enfrentar a varios y ridiculizar a los involucrados.

Su discurso franco me preocupó. Desnudó en una palabra lo más grave para un juez, e incluso la repitió: la desconcentración. En dos acciones claves, el presidente de los árbitros chilenos, aseveró que algunos hombres de negro perdieron la concentración. Gravísimo. Árbitros con esa condición no pueden dirigir en nuestro torneo. Que un juez confunda su pensamiento en una milésima, te hace perder un título, te condena al descenso y te liquida el trabajo de la temporada.

En San Carlos de Apoquindo, en el minuto 87, se vivió uno de esos episodios. Hubo mano de Kuscevic que evitó el gol y el señor Rodolfo Vera se nubló (lo dijo su jefe, yo no), perdió la concentración. No sabía si el balón venía de un pase o desde un lateral. Vera corrió por la banda y no levantó la bandera. Luego de una asamblea entre ellos, se cobró bien el fuera de juego. Una vergüenza, decisión lenta, insegura, sin el uso del protocolo correcto y con sello amateur.

Veamos otro capítulo negro. En el gol anulado a Palestino de Roberto Gutiérrez, el genuino Enrique Osses expuso, otra vez, que el asistente perdió toda la concentración. "La mente se le fue para otro lado en ese minuto" reafirmó el jefe. Incompetencia total de Henry Pastor. Gutiérrez estaba tres metros habilitado. Eso no se debe permitir, dirigir con jueces que pierden su rol porque están en otra; tienen que sacarse el traje. Con la misma sinceridad y valentía de Osses, el corte debe ser brutal. Los capaces se merecen el puesto; lo distraídos, que dirijan la liga de amigos del barrio. No se puede seguir manchando el campeonato. Errores sobrarán, fallas milimétricas nos acompañarán siempre, pero pérdida de la concentración en tu trabajo, no se debe tolerar.

El fútbol mueve millones. Varios cobran cifras siderales, todos contratan cuerpos multidisciplinarios, expertos en hacer vídeos, dos preparadores físicos, entrenador de arqueros, masajistas, análistas tácticos, cocineros... Los técnicos viajan a Europa para especializarse, los futbolistas suman más horas en gimnasios, todos progresan, todos se profesionalizan. Pero los únicos que entrenan sólo tres veces a la semana y sólo trabajan dos horas son los árbitros.

Los que deciden, los dueños de la verdad, no avanzan. Están detenidos en el pasado. Debieran vivir del arbitraje, entrenar seis veces a la semana. Lo táctico, lo físico, las reglas, la alimentación, pesas, liderazgo, concentración... construir árbitros de verdad. Con un buen sueldo para así no depender de sus otras responsabilidades. Acá tiene una gran misión Arturo Salah, éste puede ser un tremendo paso. Chile, nuestro torneo, necesita árbitros PROFESIONALES.

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