Chile Vamos, el debate sangriento




Hoy lunes será el más mediático de los debates que se han dado al calor de las primarias. Aunque el volumen de importancia en la agenda de ésta ha bajadop or efecto del fútbol de la Copa Confederaciones y los temporales, sigue siendo la mejor ventana política para estos días y ha permitido visibilizar a los outsiders como Ossandón y Mayol. José Miguel Insulza, en una reciente entrevista reflexiona amargamente sobre ello, pues la Nueva Mayoría queda fuera de esta fiesta, y son muchos los militantes que reflejan en sus redes sociales el dolor de mirar sus datos en la web del  Servel, y darse cuenta que no están habilitados para votar. Atrás quedaron las ilusiones de la Nueva Mayoría respecto a que una movilización masiva para juntar firmas podía empatar con las primarias y la franja televisiva.

Un mal chiste de Piñera sobre las mujeres le permitió tomarse la agenda, justo cuando su salieri personal, el senador Manuel José Ossandón lo había acorralado con la tesis de la conspiración que llamó Kyotazo 2. Aunque la pregunta de la periodista Pilar Molina fue legítima ante un dato recibido y la entrevista al empresario denunciante la hizo una persona cercana a Felipe Kast, el ex alcalde de Puente Alto había tenido éxito en instalar que había una operación del piñerismo para cercarlo.

Solo la broma de Piñera, con las consiguientes y esperadas reacciones en un país, donde salió a la calle medio millón de mujeres por el movimiento #NiUnaMenos, logró que los medios olvidaran a Ossandón un rato. En ese sentido, su mal gusto fue un error oportuno.

En el debate, Ossandón no tiene otra posibilidad que salir a golpear con sangre y con eso tomarse la agenda de nuevo y así arrinconar al expresidente. Su apuesta ya no es la derecha, sino el sentimiento de antipiñerismo. El exceso de triunfalismo que ha llevado incluso que en los diarios económicos se discuta cual debe ser el mejor Ministro de Hacienda para Piñera juega también a su favor. Aunque su apuesta sea kamikaze, no le queda otra.

Por otro lado, para el expresidente el debate es el momento más amargo de su campaña. Su equipo había decidido estratégicamente no tomar en cuenta el senador y dejarle la tarea de golpear a Ossandón a Felipe Kast. Pero las cosas no han salido bien. La tesis de la pelea del segundo lugar que trataron de instalar sus seguidores en la prensa duró muy poco, ante la debilidad del diputado por Santiago. Más aún, su franja está enfocada a un público que de manera natural votaría por Piñera y por tanto, si le fuera bien sería a costa del ex presidente, con los riesgos correspondientes.

La única estrategia ganadora para Piñera en el debate será ignorar a Ossandón, y se verá si el formato permite dicha libertad. Necesita en la primaria tener un triunfo holgado para así asegurar la presidencia. De ser estrecho, podría instalarse que incluso en la derecha el ex Presidente tiene un rechazo alto y con ello poner en riesgo su amplia ventaja.

Ganar los debates en los argumentos no implica que eso se convierte en ventaja electoral. El mejor ejemplo es la elección de EEUU, donde Hillary Clinton aparentemente barría con Trump, pero su estilo polémico le hacía más cercano a los americanos blancos pobres que se convirtieron finalmente en quienes decidieron la elección. Por tanto, la preparación en los asuntos de Estado no es el mejor argumento para ganar. Si logra Ossandón hacerse notar en el debate, no valdrá chiste alguno para volver a sacarlo de las portadas de las noticias.

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