Constitución: responsabilidad




Chile necesita y merece una Constitución nacida en democracia, deliberada y aprobada por los representantes del pueblo en el Congreso  y ratificada luego mediante un plebiscito. Esta nueva Constitución no puede ni debe nacer a partir de una página en blanco sino que debe tener en cuenta toda la evolución constitucional que ha experimentado nuestra patria desde los albores de su independencia aprendiendo también de las lecciones de la historia.

Los asuntos a ser discutidos en el marco de la elaboración de nuestra nueva Carta Fundamental son bien conocidos, a saber, entre otros, los principios constitucionales, los derechos y libertades fundamentales, la organización de los poderes públicos a partir del sistema democrático y el respeto del estado de derecho, dentro de ello el sistema de gobierno, el rol del Presidente de la República y el Parlamento, el proceso de formación de la ley, la recepción del derecho internacional, los órganos que ejercen jurisdicción, los órganos constitucionalmente autónomos, el gobierno y administración regional y local además de las normas de reforma constitucional. Sobre ello ha habido un nutrido desarrollo en los últimos años. En este sentido cabe mencionar el proceso participativo, en el que participaron muchos ciudadanos. También el debate constitucional ha estado presente en el programa presidencial de los distintos candidatos y candidatas a la Presidencia de la República, entre los que destaca el de Carolina Goic, el que aboga por una nueva Constitución que nos represente a todos, constituyendo un instrumento eficaz que resguarde y promueva de mejor manera posible los valores de la dignidad humana, la democracia y el derecho.

Tan importante como los contenidos es el mecanismo para elaborar esta nueva Constitución. En este sentido es claro que la elaboración de una nueva Constitución debe respetar las disposiciones que contempla la actual Constitución para su reforma integral y ello conlleva lograr un acuerdo de los 2/3 de los senadores y diputados en ejercicio. Un eventual llamado a plebiscito sobre estas materias también requiere de una reforma constitucional aprobada por igual mayoría calificada de 2/3. Digamos la verdad siendo responsables, no se trata de que el Presidente llame por sí a un plebiscito.

Lo anterior implica emprender un decidido esfuerzo para lograr un acuerdo político transversal entre todos los sectores políticos respecto de la Constitución. No olvidemos que ella es el "rayado de cancha" compartido por todos, en el cual se desenvolverá nuestra institucionalidad democrática. Es por ello que la Constitución debe ser, como lo ha dicho la DC, la casa común en la que todos nos sintamos que formamos parte.

Solo de esta forma lograremos contar con una Carta Fundamental nacida en democracia en la que todos nos sintamos interpretados, que sea el marco comúnmente compartido a partir del cual podamos desarrollar libremente nuestras visiones de país para llevar a cabo nuestros ideales.

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