Discriminación a los estudiantes técnico profesionales




EL AÑO 1983 conocí a un brillante y culto estudiante de doctorado, pelirrojo por sus antepasados ingleses, de nacionalidad sudafricana quien, preguntado sobre la situación de discriminación que existía en su país, señaló: "ella está en retirada, y los Boer (sudafricanos de origen holandés), ya no discriminan tanto a los ingleses".

Su posición me evocó la de la discriminación en el financiamiento de la educación superior en Chile, donde cuesta ver el "lado negro". Así, el 2016 los estudiantes técnico profesionales (TP) fueron excluidos de la gratuidad a la que accedieron los universitarios, aunque fueran más vulnerables y optaran por una institución de mayor acreditación. Se les discriminó masivamente y ello se hizo bajo el argumento de no discriminar entre alumnos del sector TP.

La responsabilidad de lo ocurrido el 2016 es compartida. El gobierno, al enviar una glosa que diferenciaba entre instituciones con y sin fines de lucro, independiente de la calidad, y la oposición, que cuestionó la inconstitucionalidad de la glosa, pero no lo hizo con la exclusión a rajatabla de los estudiantes de educación superior TP (esta última, es compartida también con las IES, que no recurrimos). En simple, eliminamos la discriminación entre estudiantes TP, pero no permitimos que subieran a los mismos patines a los que según la glosa eran elegibles en instituciones TP. Exacerbamos así la discriminación entre estudiantes de educación superior.

Hoy transversalmente, analistas y políticos sostienen que a los alumnos TP no se les puede seguir excluyendo del beneficio al que acceden los universitarios. Sin embargo, el dilema levantado por la inconstitucionalidad de la actual glosa 2016 se mantiene. Algunos parlamentarios de oposición han señalado que recurrirán nuevamente al Tribunal Constitucional si se mantiene la diferencia de beneficios entre estudiantes en virtud del tipo de institución.

Aunque el contexto de este año es diferente, pues ahora las instituciones que lo deseen tendrán la posibilidad de transformarse en sin fines de lucro, y en el 2016 se hizo una diferenciación en la Beca Nuevo Milenio según la manifestación de voluntad a transformarse, es probable que la glosa se rechace por el TC. Con ello, nuevamente todos los estudiantes de TP quedarán discriminados, en una situación que después de un año de declaraciones y meas culpas, sería no solo incomprensible sino que francamente burlona.

La salida es que la glosa no diferencie entre instituciones con y sin fines de lucro. Esa alternativa es consistente con la visión que las instituciones elegibles deben al menos manifestar su voluntad de transformarse en fundaciones, voluntad que ya ha sido expresada por todas las instituciones con fines de lucro que tienen acreditación de 4 años o más. Por cierto, no lo será para quienes quieran pasarle los costos a la oposición de una glosa rechazada, aunque ello sea a costa de miles de estudiantes.

Ello permitiría el acceso a un beneficio que les pertenece -pero se les negó el 2016- a un orden de 150.000 estudiantes. Además de terminar una injusticia difícil de entender, sentará bases para sostener, sin vergüenza, que efectivamente estamos dando un paso para posicionar a la educación técnico profesional en Chile en el lugar que merece.

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