Economía e incertidumbre




Frente a la afirmación de Camus de que la Bolsa se desplomaría si ganara Guillier, el comportamiento efectivo de la Bolsa luego de las elecciones y el continuo señalamiento de opinólogos de derecha de los riesgos que implica el candidato indicado, se debe reflexionar sobre el momento que vive el país. Todos coinciden en que la economía en el 2018 crecerá sobre el 3%. El Banco Central indica que el crecimiento puede llegar a 3,5%, que la inversión y el consumo crecerán en torno a una cifra similar y que las exportaciones volverán a los niveles que mostraban antes de que se desplomara el precio del cobre al principio del presente gobierno.

Aun cuando la Bolsa está siempre sujeta a manipulación, no cabe duda de que existe temor entre los inversionistas frente al triunfo cada vez más probable de Guillier. Es ciertamente el corolario de una campaña de desprestigio de un gobierno que priorizó reformas claves. Esta campaña representó la aspiración a mantener un modelo económico y distributivo que favorece al sector empresarial. Pero más allá de eso, un análisis del debate político muestra que lo que asusta a los inversionista son las propuestas de instalar en Chile un modelo de capitalismo más parecido al que impera en los países más desarrollados de Europa; esto es una Constitución aprobada por todos, una estructura tributaria que contribuya a una mejor distribución del ingreso, una educación con un fuerte componente público, un sistema previsional con mayores niveles de solidaridad y una legislación laboral que, más que desalentar a los trabajadores a que se organicen, fomente su organización. No se trata, por tanto, de medidas contra la economía de mercado sino que apuntan a generar incentivos a un capitalismo a la europea donde se encuentran los países que simultáneamente presentan mayores niveles de igualdad y fuerte dinamismo económico.

El problema de fondo es que el país está dividido en torno a definiciones fundamentales y la no resolución de esas diferencias genera incertidumbre. La idea de que el diagnóstico que llevó a la Presidenta Michelle Bachelet a emprender varias reformas estaba equivocado, fue duramente desmentido por los resultados de la primera vuelta presidencial. El país debe resolver lo que nos viene dividiendo hace tiempo para que sobre esa base enfrentemos los nuevos problemas. Estos son los desafíos de la innovación, la robotización. Habrá que empezar a discutir sobre cómo transformar los aumentos de productividad potenciales en mejores condiciones de vida, una jornada laboral más breve, salarios mejores y recursos para enfrentar los graves problemas medioambientales.

Cada candidatura tendrá que resolver problemas. Guillier, superar los problemas de gestión política de la actual administración; Piñera, al recibir el apoyo de José Antonio Kast, representante del mundo militar vinculado a los graves atentados contra los derechos humanos, repone un tema que lo enfrenta a la gran mayoría de los chilenos. Y sobre todo representa el riesgo de impulsar una política que hace oídos sordos al malestar existente y a la demanda de reformas de la sociedad chilena, cuestión que puede agudizar la polarización y con ello la incertidumbre.

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