El chef sí importa




Se fue el 2017 y Chile mira el 2018 con optimismo. Tuvimos una elección presidencial y parlamentaria ejemplar. Una mayoría contundente eligió a Sebastián Piñera para conducir nuestro gobierno por los próximos cuatro años. En parte importante, el optimismo que se respira en el ambiente, tiene que ver con la confianza que tiene la gran mayoría de los chilenos de que el Presidente Piñera hará un buen gobierno y será capaz de reencauzar a nuestro país en una senda de progreso de la cual nos desviamos peligrosamente durante los últimos cuatro años.

Las condiciones internacionales que se supone (todo puede cambiar muy rápido) enfrentará el gobierno entrante son auspiciosas. De acuerdo a las cifras publicadas por el Banco Central de Chile, el precio promedio del cobre debiera estar en torno a los US$ 2,95 dólares la libra y el crecimiento de nuestros socios comerciales en torno a 3,6%. Estas proyecciones han llevado a algunos a pensar que independientemente de quien gobernara los destinos de Chile, nuestro país alcanzaría tasas de crecimiento económico iguales o superiores al 3% durante el 2018. De hecho, esta misma semana el ministro de Economía, Rodríguez Grossi,  señaló que "Chile crecerá más de 3% el próximo año aunque Navarro hubiese sido presidente". El ministro es un profesional bien preparado y un hombre ponderado, sin embargo, en este punto tenemos una tremenda discrepancia.

No basta con tener todos los ingredientes para hacer una buena comida. El chef es muy relevante. Es más, probablemente usted como yo, ha visto finísimos ingredientes convertidos en malísimas comidas. ¿Quién no ha transformado alguna vez un filete en una suela? Bueno eso es lo que le ocurrió el 2017 a la economía chilena. Durante el año que recién termina, el precio promedio del cobre fue de US$ 2,8 dólares la libra y se estima que el crecimiento de nuestros socios comerciales habría sido de 3,5%. Es decir, las condiciones internacionales que enfrentó la economía chilena, (los ingredientes) durante el 2017 fueron prácticamente las mismas que se esperan para el 2018. Sin embargo, se estima que el crecimiento de nuestra economía durante el año pasado habría sido un magro 1,5% y la creación de empleos asalariados (excluyendo el sector público) fue negativa. Ahora gracias al cambio de chef, con los mismos ingredientes, podemos aspirar a un crecimiento de 3% o más para el 2018 y a que en Chile vuelvan a crearse empleos de calidad.

No está en las manos de los gobernantes influir en las condiciones externas con que les va tocar gobernar, pero sí depende de ellos sacarles el mejor partido posible a los ingredientes que tengan. Chile tiene gente ingeniosa y  jóvenes entusiastas y emprendedores, y empresarios experimentados y visionarios. Con esos ingredientes debiéramos ser capaces de progresar más rápidamente. Ese es el gran desafío del próximo gobierno.

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