La DC decide su futuro




Es cierto que, a veces, las crisis son oportunidades. Podría ser así en el caso de la DC si sus líderes son capaces de superar las actuales dificultades y dar un nuevo impulso a su partido. No es sencillo, ha habido muchas confusiones, pero Carolina Goic creció en la estimación ciudadana en estos días al establecer un punto de tensión ética respecto de lo incongruente que era condenar la violencia intrafamiliar y repostular al diputado Rincón. Demostró integridad en tiempos en los que predominan la búsqueda de ventajas personales y los negocios de grupo. El ejemplo más chocante es el de los diputados dispuestos a vender el alma al diablo con tal de conservar sus cargos, como numerosos de la Nueva Mayoría, que sienten pavor ante el fin del ciclo bacheletista y la aparición del fantasma del sistema proporcional.

La imagen de la DC se hizo borrosa en estos años debido a la experiencia de haberse integrado a una coalición extraña e invertebrada, en la que siempre fue mirada con desconfianza. Formó parte de un gobierno sobre cuyo rumbo no pudo influir, le costó expresar sus puntos de vista y debió soportar la agresividad de los representantes del progresismo de retroexcavadora, que actuaban convencidos de tener la llave del futuro. Se ven lejanos los días de la soberbia refundacional, y solo han pasado cuatro años.

Estos son los hechos: 1) En marzo próximo, ya no estará Michelle Bachelet; 2) el antiguo eje DC-PS, que dio sustento a los gobiernos concertacionistas, es cosa el pasado; 3) los broncos operadores del PS están contentos de que la DC ya no esté, para así poder formar un frente de izquierda "como los de antes"; 4) es altamente probable que la derecha vuelva a La Moneda en marzo.

En ese contexto, la DC se juega hoy su posibilidad de gravitar en el futuro. Y por ello, necesita demostrar que es una fuerza autónoma, que no acepta condicionamientos externos, que está dispuesta a pelear por el favor de los ciudadanos con sus propias banderas. Eso es contradictorio con la idea de armar una lista parlamentaria con grupos de extrema izquierda, mejor dicho es incomprensible. Si la DC quiere hacerse respetar, tiene que respetarse a sí misma.

La decisión de Carolina Goic significa que se acrecentará la responsabilidad de los democratacristianos de dar la batalla de noviembre con todas sus fuerzas, lo que exige despejar cualquier ambigüedad o equívoco que dañe su postulación.

Muchos ciudadanos se preguntan hoy si tienen vigencia las convicciones en las luchas partidarias; si importan los valores, las ideas y la defensa del bien colectivo; si hay algún espacio para la nobleza en la política. Son las preguntas que Carolina Goic intenta responder en las palabras y en los hechos. En realidad, los líderes que defienden principios y muestran entereza para dar las batallas difíciles, son los que inspiran verdadero respeto.

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