Los chilenos ya saben que Sebastián Piñera está por lejos más preparado para gobernar que el candidato continuador del progresismo. También ya saben que el gobierno de la Nueva Mayoría y sus reformas fueron un fracaso absoluto. Los resultados del domingo demuestran que muchos de esos chilenos, que ya saben todo eso, se quedaron en la casa, algunos votaron por Goic y otros por Sánchez. ¿Acaso están votando (o absteniéndose) en contra de lo racionalmente esperable? No, simplemente aún se requiere convocarlos con mayor fuerza por la vía de ofrecer un horizonte compartido, más allá de la racionalidad que ofrece la expectativa de un bueno gobierno. Ese desafío constituye a la vez la gran oportunidad de ChileVamos de cara a la segunda vuelta.
Es cierto, el gobierno del ex presidente fue - de acuerdo a todos los indicadores convencionales - el mejor desde el retorno a la democracia. Pero la convocatoria a esta segunda vuelta debe hilar más fino en ofrecer un imaginario compartido o un gran relato que brinde a los ciudadanos la construcción de un futuro para todos. Perdone el lector lo majadero, es que los chilenos ya saben todo eso!!!
La clave de la victoria en la segunda vuelta es contarle a los chilenos las razones de por qué una victoria de la centroderecha, en unas semanas más, representará mejor sus anhelos, sueños y también sus demandas concretas, en aquellos temas donde el progresismo no tiene respuestas: empleo, seguridad y oportunidades para esa nueva clase media atrapada bajo una especie de efecto tenaza, entre estatismo para algunos y privilegios para los más ricos. En ellos hay que enfocarse en esta campaña.
Los electores se mueven por afectos y emociones. Esta segunda vuelta es una nueva etapa. La candidatura del ex Presidente tiene mejores y más sólidas ideas. Con ese piso, la centroderecha debe invitar a los chilenos a mirar hacia el futuro, articulando un discurso que defina qué son los "Tiempos Mejores", tanto en los primeros 100 días de gobierno como en la próxima década o incluso más allá. Qué significan los "Tiempos Mejores" para aquellos chilenos de esa nueva clase media, para los adultos mayores, para quienes viven en zonas extremas, en la Araucanía, para las mujeres, para miles de niños abandonados por el Sename y a la deriva por la desidia e incompetencia del Estado.
Además de tener mejores ideas, la campaña de la centroderecha cuenta con otra ventaja enorme. Y es que las cuentas alegres de algunos en el progresismo están inspiradas en una falacia de fondo: siguen pensando en la política transicional. No entienden que una parte importante de esas adhesiones de primera vuelta han caducado para la segunda vuelta, y hay que volver a movilizarlas con las nuevas opciones disponibles. Ahí están los chilenos que se quedaron en la casa, electores de centro que optaron por Goic y aquellos que votaron por Sánchez por una nueva política pero que no se identifican ideológicamente con el Frente Amplio. Creemos que esos electores pueden ser receptivos a un mensaje de futuro.
La centroderecha tiene la segunda vuelta al alcance de la mano. Pero no basta con mirar a través del espejo retrovisor un pasado que fue mejor que el actual. La centroderecha se impondrá al continuismo de la Nueva Mayoría conectándose con esos chilenos por la vía de trazar en el futuro un mejor horizonte, compartido, que invite a soñar.







