Mala política




La buena política supone convicción. Ser capaz de sostener las ideas propias con coraje. La buena política también supone responsabilidad. Asumir que nadie tiene toda la verdad. Entender que las decisiones que se toman tienen consecuencias. El político con convicción no puede ser confundido con el fanático para quien el mundo se divide en unos buenos (él/ella y sus amigos) y uno malos (todos los que piensan distinto). El político con responsabilidad es el líder prudente que sabe cuándo ceder. No el mercader oportunista que transa todo. La mejor política, por supuesto, es la que combina ambas: convicción y responsabilidad.

España y Cataluña están llorando a gritos por falta de buena política.

A un lado tenemos a un movimiento autonomista razonable en sus principios, pero secuestrado por un grupo de iluminados intolerantes que han hecho del chauvinismo y la audacia banderas para ganar votos. No les ha importado dividir a la sociedad catalana. A todo el que disiente le lanzan el mote de fascista, aunque sea Joan Manuel Serrat. Tampoco les importa nada violar la Constitución. No respetan los derechos de ese 50% de los habitantes de Cataluña que no quieren independencia (véanse los resultados de las últimas dos elecciones "en forma" y todas las encuestas).

Al frente tenemos a un Jefe de Gobierno, Rajoy, que no ha hecho nada por generar un verdadero diálogo con el gobierno de la Generalitat. Tiene razón, por supuesto, cuando reivindica su deber de hacer cumplir la Constitución y las sentencias de los tribunales.

Lo que es imperdonable es que piense que eso agota su responsabilidad histórica. Tampoco ha ayudado que desde su entorno surjan voces insensatas que lancen combustible a la hoguera. Y así, ayer, un portavoz del PP, Casado, amenazaba al jefe de gobierno catalán, Puigdemont, con un destino similar al que sufrió hace 80 años otro líder autonomista catalán, Companys . Quiero pensar que Casado se refería a la prisión que Companys enfrentó en 1934 ¿Se le habrá olvidado a este descerebrado político de derecha, sin embargo, que años después el mismo Companys fue fusilado por Franco?

Hay quienes creen que frente a cuestiones tan potentes como el derecho a la autodeterminación o el sentimiento nacionalista, el respeto por las reglas jurídicas es una cosa menor, cuando no un formalismo ridículo. Se equivocan. Lo único que permite que podamos seguir luchando pacíficamente a quienes legítimamente pensamos distinto sobre lo que significa la libertad, la justicia y la Patria, es nuestra disposición a respetar de buena fe las reglas del Estado de Derecho. Si el gobierno de Puigdemont declara hoy unilateralmente la independencia, no estará desafiando a Rajoy. Estará evidenciando su desprecio por los tribunales independientes, la democracia constitucional y los derechos de quienes piensan distinto.

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