Mujeres indígenas: hacerlas visibles, empoderarlas




Empoderar a las mujeres indígenas es imprescindible para erradicar el hambre y la malnutrición en el mundo. A su riqueza de conocimientos ancestrales y buenas prácticas, se une su papel como portadoras de espiritualidad y tradiciones, articuladoras de comunidades y familias, y custodias de las semillas y de la biodiversidad. Por todo ello son aliadas fundamentales y las necesitamos en el diseño y en la aplicación de las políticas públicas.

Para avanzar en el reconocimiento del papel fundamental que tienen las mujeres indígenas en la seguridad alimentaria, trece países de la región, incluido Chile, se reunieron el 12 y 13 de enero en Ciudad de México en el Foro de Alto Nivel "Empoderar a las mujeres indígenas para erradicar el hambre y la malnutrición".

La reunión finalizó con una Declaración Política para empoderar a las mujeres indígenas de América Latina y el Caribe, en la cual organizaciones y comunidades junto con los gobiernos nacionales y locales se comprometieron a promover una agenda de colaboración, utilizando los instrumentos políticos como el Plan de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

En el año en que se conmemora el décimo aniversario de la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, y a pesar de los avances logrados, los pueblos indígenas, y muy en especial las mujeres, siguen enfrentando una discriminación estructural que conlleva altos índices de pobreza, bajo acceso a la salud, desnutrición crónica, alta mortalidad infantil, baja alfabetización y oportunidades de participación y representación política limitada.

La situación de los pueblos indígenas es paradójica: se trata de más de 370 millones de personas de más de 5000 pueblos en 90 países. A pesar de constituir solo el 5 por ciento de la población mundial, representan el 15 por ciento de los pobres. Al mismo tiempo, atesoran una innegable riqueza cultural, ya que, entre otras cosas, hablan 4000 de las 7000 lenguas existentes y, gracias a sus conocimientos, protegen la biodiversidad del planeta.

La FAO tiene como mandato la erradicación del hambre y la inseguridad alimentaria, transversal a los Objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y en línea con su espíritu de no dejar a nadie atrás.

Estoy convencido de que no alcanzaremos nuestros objetivos si persisten las situaciones de desigualdad y pobreza a las que se enfrentan las mujeres indígenas en el mundo, y que adoptan múltiples formas dentro y fuera de sus comunidades. En pleno siglo XXI, estas mujeres siguen sufriendo la triple carga de la discriminación económica, de género y de etnia indígena.

¿Qué podemos hacer? ¿Qué propuestas podemos elaborar juntos para acabar con esta problemática que afecta a la esencia de las comunidades indígenas y por tanto a nuestras sociedades?

Desde nuestra Organización y en el marco de la Política de FAO sobre Pueblos Indígenas y de la Política sobre Igualdad de Género, venimos delineando estrategias de empoderamiento de las mujeres como actores clave en sus comunidades.

El Foro de Ciudad de México ha sido una oportunidad histórica para escuchar lo que ellas tienen que decir, para compartir nuestras experiencias y para buscar planes, políticas y acciones que, desde la interculturalidad, apoyen los verdaderos anhelos y necesidades de la mujer indígena de la región.

La FAO seguirá apoyando firmemente a los países de la región y a las mujeres indígenas para avanzar en la igualdad de género y reducir la brecha de pobreza y discriminación.

Solo dando visibilidad y empoderando a la mujer indígena acabaremos con la falta de datos estadísticos, y con la actual exclusión de las políticas que sufren. Juntos podemos darles el lugar que merecen y que es, además, fundamental para acabar con el hambre y la malnutrición en el mundo.

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