Nociones tributarias en la carrera presidencial




Esta columna fue escrita junto a María Soledad Diharasarri, Grupo Tributario - Palma Abogados

De cara a las próximas elecciones presidenciales, y ya habiendo escuchado las principales propuestas en salud, educación, y seguridad, entre otros, no podemos olvidar un tema no menor, y que en el último tiempo ha confundido y quitado el sueño a varios chilenos: Las propuestas tributarias y los impuestos.

En primer lugar, el expresidente Piñera propone un nuevo sistema tributario simplificado e integral. Para ello bajaría el impuesto de primera categoría pagado por las empresas (buscando asimilarse a los niveles promedios de los países de la OCDE), además de cerrar los agujeros de evasión y aplicando medidas pro crecimiento económico. Añade que se deben simplificar las trabas administrativas de la reforma actual, dando mayor seguridad jurídica a empresas y personas. En definitiva, busca establecer incentivos que reactiven la inversión, centrándose en Pymes, innovación y reemprendimiento.

José Antonio Kast, por su parte, promete entregar antes de 100 días una propuesta para derogar la reforma tributaria. Busca con esto disminuir la carga impositiva para las empresas y personas, incluyendo una rebaja al IVA (15%) y al impuesto a las gasolinas, además de la creación de impuestos para desarrollo regional. La menor recaudación producto de la baja de impuestos se vería recompensada por el mayor crecimiento económico y la disminución radical del gasto público. Asimismo, su programa propone dotar de una mayor autonomía a la institucionalidad tributaria mediante la creación de un órgano colegiado de decisión superior al SII.

El programa de Beatriz Sánchez postula cambiar al sistema tributario pues hoy "recaudamos poco". Propone aumentar el gasto público y aumentar el tamaño del Estado, aumentando la deuda pública. Propone un impuesto a los súper ricos del 2% de su patrimonio, la creación de un nuevo tramo en el impuesto a la renta, la eliminación de la exención tributaria de las utilidades generadas en bolsa y la creación de un impuesto del 5% a las ventas de las empresas mineras (sólo las privadas). Asimismo, quiere desintegrar el sistema tributario, donde las S.A. abiertas pagarán impuestos sin créditos, y la generación de un IVA diferenciado.

Alejandro Guillier ha manifestado ser un continuador y profundizador de las reformas impulsadas por la administración de Bachelet, declarando que en el corto plazo consolidará la reforma tributaria, simplificándola para que sea fácil de comprender y administrar, buscando reducir la desigualdad en la distribución de ingresos. El objetivo principal para el senador Guillier es avanzar a un sistema tributario progresivo que sea capaz de generar los recursos que Chile necesita.

Carolina Goic manifiesta en su programa de gobierno, en términos generales, que buscará estimular responsablemente el crecimiento económico, creando incentivos para el ahorro e inversión.

Por su parte, Alejandro Navarro propone un fortalecimiento en las finanzas públicas y aumento en la equidad de la recaudación, estableciendo principalmente un impuesto al patrimonio personal financiero e inmobiliario superior a un millón de dólares de 0,5% a  1,5% anual; la disminución  de las impuesto territorial en las propiedad de menor valor y personas de menores ingreso; y la creación de un Fondo de Aceleración, el que condonara las deudas tributarias de las Pequeñas y Medianas Empresas.

Por último, Marco Enríquez- Ominami propone corregir el actual sistema a través de la aplicación de un impuesto 0 sobre las utilidades reinvertidas con un tope anual de 10.000 UF, aplicando sobre dicho límite una tasa del 35% operado dentro de un sistema único de renta integrado. También sugiere modificación al impuesto pagado por las personas mediante la creación de  un nuevo tramo de rentas, que estaría por sobre las 30.000 UF anuales, el que pagaría un 40% de impuestos. Finalmente, propone eliminar el FUT histórico empleado para las viviendas y casas de veraneo e inversiones en el extranjero, en consecuencia, esto activos deberán pagar una tasa del 40%; devolución del 50% del impuesto específico al diésel a la industria y la minería; modificar el royalty minero, de manera que se pague a partir de las 2.000 toneladas, según tasa aplicable a la gran minería; retasar las propiedades agrícolas, rurales, industriales y urbanas;  permitir la repatriación de recursos que estén en el extranjero, pagando por única vez el 10% de impuesto; IVA diferenciado, más bajo para la canasta básica de los alimentos, libros e internet; y crear un impuestos del 1% para las exportaciones mineras, que permita financiar el Fondo Permanente para enfrentar las Catástrofes.

Sea cual sea el Presidente que salga electo, la inversión y los resultados económicos de los dos últimos años apuntan a que la política tributaria se debe simplificar para así favorecer la inversión y no afectarla, como ha sucedido sobre todo durante 2017.

Creemos que es muy difícil alcanzar las metas propuestas por lo candidatos en un tema tan sensible, sin que exista una sinergia entre un incentivo a la inversión privada y un estado facilitador/fiscalizador, pero no obstaculizador de nuevas iniciativas. Más que frases para la galería de mucho ruido y poco sustento técnico, el foco debiese estar en destinar más eficientemente los recursos públicos, no obstante, las correcciones que se quieran hacer al sistema. No sirve de nada expandir al Estado si es que no ingresan recursos en inversión privada, con un sistema legal claro y objetivo.

Sólo así Chile podrá retornar a una senda de crecimiento y tener reglas claras para que las empresas chilenas y extranjeras puedan seguir impulsando la economía del país. 

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