¿Quién dijo que sería fácil? Los tropiezos de la nueva educación pública




Las noticias recientes han dado cuenta de un acuerdo político que mina profundamente las posibilidades de que el proyecto de Nueva Educación Pública (NEP) sea exitoso. El acuerdo, según consigna La Tercera, divide la implementación en dos tiempos: En el primero se hará una integración de 11 Servicios Locales de Educación hasta el año 2021 y después una Comisión de Expertos emitirá un informe para que el Presidente de turno pueda realizar los cambios que estime conveniente. Asimismo, deja abierta la puerta para que municipalidades con buenos resultados decidan si postergan, o incluso, desisten de su ingreso al nuevo sistema.

Este acuerdo, de concretarse en el proyecto, tendrá, al menos, tres consecuencias negativas para el fortalecimiento de la educación pública. En primer lugar, la posibilidad de que las municipalidades con mejores resultados no ingresen o retrasen su entrada a la NEP ayudará a profundizar la segregación del sistema escolar. Esto porque las municipalidades con mejores resultados en educación son, en general, aquellas donde habitan familias de mayor nivel socioeconómico y suelen tener más recursos para educación.

En segundo lugar, esta posibilidad de no ingreso de las municipalidades con buenos resultados merma la viabilidad de que los establecimientos pertenecientes a esas comunas sean ejemplo y modelo para otras escuelas del mismo servicio local, cuyos resultados son menores. De esta forma, también, se incrementa la segregación de conocimiento al eliminar la posibilidad de trabajar en red con escuelas con buenos resultados.

En tercer lugar, si bien es cierto que es deseable una implementación gradual, dejar al ciclo político la decisión del resto del proceso genera incertidumbre en el sistema escolar. Habría sido deseable establecer un cronograma claro de implementación con mayor gradualidad, el que debería contemplar la realización de una evaluación rigurosa al sexto año, pues este tipo de reformas tiene tiempos de maduración largos, para así establecer los ajustes necesarios a la implementación en función de los resultados de la evaluación. Asimismo, sería deseable que esta decisión no ocurra en el próximo gobierno para obligar a los legisladores a votar la iniciativa con visión de Estado y sin la interferencia de la elección presidencial próxima.

En suma, se observa en el proceso de creación de las leyes una interferencia enorme del ciclo político y una planificación de las leyes teñida más por razones partidistas que técnicas en el fortalecimiento de la educación pública, la que representa - probablemente - la deuda más importante en reforma educativa de los últimos tres gobiernos.

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