La respuesta de A. Latina
A TRES DÍAS de haber asumido Donald Trump la Presidencia de Estados Unidos, tuve la oportunidad de asistir a una reunión muy interesante en Washington DC, auspiciada por el BID, citada con el objetivo que decanos y otras autoridades de facultades de economía y negocios de la región nos interiorizáramos de la investigación del BID e hiciéramos sugerencias para acercar al Banco, en su función de creación de conocimiento, a nuestros países. Durante el almuerzo, el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, deslizó una idea para enfrentar los desafíos para la región que están emanando del nuevo ocupante de la Casa Blanca y que estaban en la mente de todos los participantes en la reunión: fortalecer la integración económica de América Latina.
Los esfuerzos de integración en América Latina son casi tan antiguos como los europeos, pero mucho menos exitosos. Desde la ALALC (luego rebautizada con menos ambición como Aladi), pasando por la Comunidad Andina, el Mercado Común Centroamericano y el Mercosur, nuestros intentos de integración han sido esencialmente fallidos. No viene al caso preguntarse por las razones, menos en una corta columna en este medio. Sí anotar que se trata de una tarea pendiente. Ahora que el principal defensor del sistema multilateral de comercio (Estados Unidos) parece estar renegando de él, sería altamente conveniente que otros tomaran la posta. Los países individuales de la región son muy pequeños para llenar el vacío de liderazgo del sistema mundial de comercio, pero sí puede serlo una región unida.
No estoy argumentando a favor de la integración entre países esencialmente proteccionistas, sino por un regionalismo abierto que, además de integrar sus economías nacionales, estén dispuestos a defender los principios de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y a unirse con otros que los comparten. Chile está en condiciones de proveer sustento intelectual y moral a este proceso, ya que durante toda las posguerra ha sido miembro y firme defensor primero del GATT y luego de su sucesora, la OMC.
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En los últimos años, ha surgido un nuevo esfuerzo de integración en la región: la Alianza del Pacífico, entre Chile, Perú, Colombia y México. Estos países comparten una visión de la necesidad de fortalecer las relaciones comerciales entre sus países en el marco del respeto por las normas del libre comercio impulsadas por la OMC. Las condiciones parecen propicias para que ellos lideren un nuevo esfuerzo de integración económica. El gobierno de Argentina ya ha expresado interés. No sería ciencia ficción pensar que podría concretarse una convergencia de la Alianza del Pacífico con el Mercosur original (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Los cambios políticos que han experimentado varios países de América Latina hacen atractivo un nuevo esfuerzo de integración, con la Alianza del Pacífico como punto focal. Las amenazas al libre comercio que emanan de las inclinaciones proteccionistas del nuevo gobierno de Estados Unidos lo hacen urgente.
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