Silencio y olvido




Conceptos generales. Eventos importantes. Lugares comunes. A eso se han remitido las propuestas de los candidatos presidenciales para los próximos cuatro años de gobierno.

Faltan sólo tres días para una nueva elección presidencial y otra vez- como ya parece costumbre- el deporte queda en segundo plano. Algunos, con todo el derecho, dirán que existen aristas mucho más importantes que solucionar. Concuerdo. No obstante, al momento de la victoria, las autoridades de gobierno son los primeros en estar ahí, de frente a los flashes, con un sonrisa de mecenas vitalicios y como si todo estuviese perfecto. Mentira.

Presencié el debate con la intención de escuchar a cada candidato. Lo mínimo que esperaba era que sus ideas, las que aparecen en sus planes de Gobierno, salieran a la luz. Para sorpresa mía y de unos pocos, casi no se habló del futuro de nuestro deporte. Impresentable. Más aún si la delincuencia y la salud representan dos de las principales preocupaciones de la gente. Se olvidan los candidatos de que cualquier disciplina deportiva y la actividad física son el mejor antídoto para una sociedad amenazada por estas lacras.

Directo al papel, desmenuce propuestas. Voladores de luces e ideas absolutamente urgentes, se separaban por párrafos valiosos. Acertada es la idea de Alejandro Navarro, que buscará facultar al Ministerio del Deporte con una autonomía que impida la fracción habitual existente con el IND. Separar y especificar funciones evitaría desórdenes administrativos y descoordinaciones absurdas en las que hoy se mueven estos dos entes estatales.

En la propuesta de Alejandro Guillier hay otra cosa destacable. Un plan olímpico fragmentado en tres etapas y con niños menores de 12 años. A priori, seduce. No por ser el único candidato que lo diga, sino por la detección de un problema nacional que aún no es trabajado como corresponde.

Sebastián Piñera hace un buen diagnóstico de un problema que va más allá del alto rendimiento y su programa Elige Vivir Sano parece una buena idea para la sociedad en su conjunto.

Beatriz Sánchez y Marco Enríquez Ominami proponen transmisiones deportivas públicas, entendiendo la importancia de la difusión. Poco más. Políticas de carácter urgente, no se aprecian. Parece que una vez más tendremos que ser hijos de la improvisación y de los esfuerzos individuales para colarnos en podios internacionales. Una lástima. Porque aunque algo se ha avanzado, en Chile todavía creemos que el deporte es un hobby y no un inmenso vehículo de desarrollo social.

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