Un nuevo comienzo




Hace un par de semanas en uno de los noticieros centrales de mayor audiencia de la televisión chilena, fue transmitido un reportaje que expuso en la esfera pública información referida al patrimonio socialista invertido en instrumentos de renta fija en su gran mayoría que se trabajaron bajo un fideicomiso ciego efectivo en la Bolsa de Comercio de Santiago. El reportaje asimismo, puso acento en la incoherencia en la que cayó el Partido Socialista, al permitirse primero especular en la bolsa. Segundo invertir en empresas vinculadas a la expropiación y desmantelamiento estatal ocurrido a fines de la dictadura, que terminaron por reducir el tamaño del Estado de Chile, su presupuesto y alcances en la provisión de servicios públicos, reduciendo su rol específicamente a la regulación del mercado. Tercero, invertir en otras empresas contra las que se ha criticado duramente su actuar, y que nada tienen que ver con el ideario socialista, como las carreteras concesionadas, las Isapres, y AFP.

Una vez  emitido el reportaje, la conmoción pública y política sobre este asunto se dejó ver con furia a través de redes sociales, que atacaron con fuerza a su actual mesa directiva, a las anteriores, alcanzando incluso a inocentes militantes socialistas de base, quienes confiados en el responsable manejo de los fondos por parte de una comisión ad hoc, creada el año 2003 cuyo tarea consistía en reunir el dinero, no robarse el dinero, acrecentar dichos fondos. Tarea que por cierto fue cumplida con éxito y durante todos estos años, fue materia de orgullo del manejo de estos dineros retornados al Partido como medida de reparación por los bienes incautados por la dictadura, entre ellas sedes comunales, medios de comunicación, etc.

Las reacciones de la militancia socialista de base y de quienes se identifican con el Partido Socialista oscilaron entre ira y encono contra la dirigencia, hasta la pena y desazón, por no haber fiscalizado con fuerza las inversiones del patrimonio. Para que hablar las acusaciones frontales de los ahora ex aliados políticos como la Democracia Cristiana y el festín de la UDI, quienes olvidando el escándalo de Empresas PENTA, que financiaron irregularmente las campañas electorales de ese partido, financiaban además la mantención de su sede partidaria, han tenido el arrojo de construir un manto de dudas sobre de la ilegalidad del manejo de estos fondos. Acusación que constituye un espolonazo a la ya debilitada imagen pública del socialismo chileno.

La tardía reacción socialista, acrecentó aún más la molestia de las bases. Está claro que en ningún momento se puso en duda el manejo del patrimonio y la legalidad del mismo. De igual forma, el Partido Socialista siempre resaltó no sólo ante sus rendiciones en el Servicio Electoral, sino también ha destacado en el índice de transparencia de los partidos políticos, medición que realiza anualmente Transparencia Internacional, a través de su filial Chile Transparente, por lo que nadie pudo imaginar se avecinaría una crisis por el manejo de dichos fondos.

¿Quiénes ganan con la caída del Partido Socialista? ¿Qué implicancias tiene para la vida del socialismo chileno estas acciones? ¿Esta es parte de la crisis de representación política y la crisis de la moral pública?

Hace unos días, ex integrantes de la Comisión Patrimonio del PS, lanzaron una carta pública, en la cual defendían su gestión, pero que hacía una apología al lucro.  En ningún caso se está pidiendo que los socialistas emulen modos de vida franciscanos para poder predicar con el ejemplo, sin embargo, debiesen existir ciertos límites a la inversión, para evitar especulaciones públicas y asesinatos de imagen gratuitos, como por ejemplo poner límites a la cartera de inversiones. Si bien el manejo de los fondos es legal, éste no fue del todo ético, situación que al parecer los firmantes de dicha carta, son incapaces de comprender. La apología al lucro por parte de Oscar Garretón, Jorge Jorratt, Verónica Montellano y Edmundo Dupré, en ningún caso representa el sentir socialista, por el contrario, la falta de autocrítica de su gestión, deja entrever el quiebre generacional necesario para construir un nuevo socialismo para Chile, que deberá prescindir de estas personas.

Sobre las ganancias, efectivamente un sector importante de la derecha, quiere sacar partido de esta situación, destruyendo la imagen de un partido histórico jugando a la teoría del empate con su candidato presidencial, quien ha construido su fortuna al borde de la legalidad. Sin embargo, lo que los socialistas no han incorporado en sus análisis, es que los electores de Piñera, le perdonan su naturaleza, por el contrario, el votante de derecha es capaz incluso de estar a favor y defender la "audacia" con la que éste maneja sus inversiones, pues ven reflejado en él su propia aspiración de vida. De hecho, el candidato de la derecha, ha sabido aprovechar esta condición de exitoso empresario, para encontrar un enganche emocional con sus electores. No obstante, el elector socialista, no perdonará fácilmente estas formas de invertir el patrimonio, por el contrario, se siente defraudado por quienes prometieron defenderlos ante los abusos del gran empresariado.

En relación al contexto, no resulta novedosa la crisis de representación política en el que se encuentra inmerso el Chile actual. Pese a la estabilidad del sistema de partidos políticos, estas instituciones han ido perdiendo paulatinamente su enraizamiento social (Altman & Luna, 2011). Como consecuencia de ello, los niveles de abstención electoral se han disparado con la puesta en marcha del voto voluntario. Por otro lado, la pérdida de confianza en los partidos, se ha perpetuado en un 3% (lo demuestran una serie de encuestas respetables como la CEP y la UDP), dificultando la acción de tan relevantes instituciones, que permiten el funcionamiento de la democracia representativa. Asimismo, tal como lo plantean los profesores Toro y Luna, el sistema de partidos es incapaz de convocar a la mayoría, y como consecuencia de ello, hoy existen 15 candidatos, que en el mejor de los casos se disputarán el 40% del electorado que probablemente concurrirá a las urnas (Luna y Toro, 2017).

La crisis del Partido Socialista no contribuye precisamente a mejorar el ambiente político, ni menos a fortalecer las instituciones, por el contrario, acrecienta la desconfianza particularmente entre quienes alguna vez se sintieron representados, quienes probablemente están dudando de la legalidad de las acciones del socialismo chileno, por lo que la representación sustantiva de sus intereses, se ha puesto en duda con este despreocupado actuar valórico de las inversiones de su patrimonio.

Sin embargo no todo está perdido. Esta nueva mesa directiva encabezada por Elizalde, ha dado señales claras de querer realizar un cambio de rumbo. No le tembló la mano al pelearse de frente con la generación de barones que defendió a Ricardo Lagos con fuerza en el Comité Central del 9 de abril, y de esa manera proclamar como abanderado presidencial del socialismo chileno al Senador Alejandro Guillier. No ha aceptado amedrentamientos para rechazar todo acuerdo parlamentario con la Democracia Cristiana, quienes inscribieron ya a su candidata ante SERVEL, aboliendo toda posibilidad de hacer primarias legales, mientras el Frente Amplio y Chile Vamos, comienzan sus franjas televisivas y se muestran públicamente como coaliciones robustas y democráticas, entre muchas otras cosas que se podrían decir, pero serán desarrolladas en otro texto futuro.  

Esta crisis se transforma en una oportunidad para reconstruir el socialismo chileno. Pedir perdón a ese pueblo socialista que se encuentra herido, poner freno al enemigo interno, que por una parte consigue portadas en rimbombantes diarios de circulación nacional para defender lo indefendible de las inversiones PS, y detener también, a quiénes a través de los medios, buscan desmarcarse de la historia socialista (muchas veces por ignorancia), y se declaran autoflagelantes, amparados en la ideología dominante, haciendo parte de una falsa moralina, ofendiendo incluso a sus propios compañeros de partido, con una "aparente" postura revolucionaria de izquierda.

La Ley que reformó los partidos políticos, promulgada el año 2016, pone a disposición de los partidos nuevas herramientas, entre ellas un financiamiento público y sostenido a los partidos políticos para que realicen sus labores de incidencia en el ámbito nacional, formen políticamente a su militancia, recuperen su vida y democracia interna, recluten candidatos y candidatas, promuevan los valores de los derechos humanos y la igualdad de género. Estas herramientas puestas en marcha en este nuevo escenario, pueden tener efectos positivos en la nueva gestión del Partido Socialista.

Asimismo resulta fundamental comenzar a funcionar con nuevos estándares de transparencia. Está claro que el índice de transparencia construido por Chile Transparente es insuficiente para entregar la información que la ciudadanía social y política demanda, para informarse acerca de los dineros públicos invertidos en los partidos políticos y la realización de auditorías de la gestión política de estas instituciones. Por otro lado, es una oportunidad también para elaborar indicaciones nuevas, tendientes a fortalecer las medidas de transparencia y fiscalización en la Ley de Partidos, agregando además del control del Servicio Electoral al Consejo para la Transparencia en dichas funciones.

Finalmente, ante los errores del pasado, este es un llamado a comenzar de nuevo. Es la oportunidad para vivir un nuevo comienzo, y construir un partido distinto, más participativo, en que se ocupen las nuevas tecnologías no sólo para informar a la militancia o para atacar a quienes dirigen, por el contrario, ocuparlas también para generar plataformas de participación en línea, recolectar ideas, y construir canales más fluidos de comunicación entre las bases, la dirigencia partidaria y los representantes del Partido en distintas dimensiones de la esfera política chilena. Por otro lado, se está dando el escenario propicio para que esta nueva generación de dirigentes se tome el partido de verdad, sin pedir permiso, apuntando a generar formas diferentes de gestión política, de cara a recuperar el rol relevante del Partido Socialista en la esfera social y política de Chile. Recuperar la historia de tantos y tantas militantes, que ayudaron a construir un Chile más justo como Salvador Allende, Raúl Ampuero, Eugenio González, Carmen Lazo, Julieta Kirkwood, entre tantos otros.

No es tiempo de avergonzarse de la riqueza de historia socialista, por el contrario, si la dirigencia socialista es inteligente, aprovechará esta coyuntura para resituarse en la opinión pública y así revertir la lamentable situación en que se encuentra.

Fuentes:

Luna, J. P., & Altman, D. (2011). Uprooted but stable: Chilean parties and the concept of party system institutionalization. Latin American Politics and Society53(2), 1-28. Disponible en http://www.vanderbilt.edu/lapop/news/Summer-2011-LAPS-Luna-Altman.pdf

Luna, Juan Pablo y Toro, Sergio (2017). 15 candidatos para el 40%: la incapacidad para convocar a la mayoría. Artículo publicado en el medio electrónico del Centro de Investigación Periodística- CIPER CHILE. http://ciperchile.cl/2017/05/08/15-candidatos-para-el-40-la-incapacidad-para-convocar-a-la-mayoria/

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