Encarcelada por abusar de su alumno: la historia real que inspiró Secretos de un Escándalo
Protagonizada por Julianne Moore y Natalie Portman, la película de Todd Haynes -nominada al Oscar por Mejor guion original- volvió a poner en la palestra uno de los casos más mediáticos de Estados Unidos: el de Mary Kay Letourneau, una profesora de 34 años que abusó sistemáticamente de un estudiante de 12, con quien tuvo dos hijos e incluso formalizó un matrimonio que se extendió por 15 años.
En 1997, la prensa estadounidense daba a conocer una noticia que quedaría marcada en el imaginario colectivo del país. Ese año, Mary Kay Letourneau, una profesora oriunda de Seattle, era arrestada y acusada de abuso sexual reiterado. ¿La víctima? Su alumno Vili Fualaau, que para entonces recién cursaba sexto grado.
La diferencia de edad era abismal: cuando arrancaron la “relación” en 1996, Letourneau tenía 34 años y su víctima 12. Más de dos décadas de distancia que poco importaron a la victimaria, que, tras ser declarada culpable por dos cargos de estupro, dio a luz a un hijo de Fualaau durante su estadía en la cárcel.
El impacto fue tremendo. La cobertura noticiosa fue transversal y el caso se instauró como uno de los más recordados en el mundo anglosajón. Hace unas semanas, una película basada en ese mediático caso arribó en la cartelera de los cines chilenos. Se trata de Secretos de un escándalo (2023), dirigida por Todd Haynes y protagonizada por Julianne Moore, Natalie Portman y Charles Melton.
La cinta, nominada a los Oscar a Mejor guion original y distribuida en algunos países por Netflix, narra la historia de Elizabeth Berry (Portman), una reconocida actriz de televisión que llega a la casa de Gracie (Moore) y Joe (Melton) para empaparse de la historia del matrimonio que, al igual que en el caso de Letourneau y Fualaau, inició su relación cuando este último era apenas un adolescente. Todo, con el fin de interpretar a Gracie de la mejor manera en una película independiente que narrará la vida de ambos.
A lo largo de la promoción del filme, tanto Haynes como sus actores principales han recalcado a la prensa que no se trata de un producto basado en el caso de la ex profesora. Sin embargo, las similitudes son evidentes, e incluso llevaron a que el verdadero Fualaau se manifestara molesto con la producción detrás de la ficción, que no se contactó en ningún momento con él para pedir su autorización o participación en la película.
Aun así, hay algunos detalles de la historia que la película pasa por alto, y que han hecho eco en la prensa durante los últimos cuatro años.
Un escándalo real
Cuando comenzó el cuestionable noviazgo, Mary Kay Letourneau tenía su vida relativamente resuelta. Estaba casada, tenía cuatro hijos y trabajaba como profesora en la primaria Shorewood, donde era bastante apreciada por la comunidad escolar.
Pero el delito era innegable. Lejos de constituir un vínculo platónico, lo de Letourneau y Fualaau cruzó todas las líneas éticas entre una docente y un estudiante: al momento de revelarse la situación, la mujer ya estaba embarazada del muchacho, que se convirtió en padre con sólo 13 años.
Tras ser detenida y procesada, no tuvo más opción que declararse culpable de dos casos de estupro. Ahí fue cuando dio a luz al primer hijo que tuvo con Fualaau, acaso una de las pruebas más claras de su culpabilidad.
Aun así, logró conseguir un acuerdo que, entre otras condiciones, pedía seis meses de cárcel, con tres meses suspendidos y ningún contacto con la víctima de por vida, aunque el trato duró poco. En cuanto salió de prisión, Letourneau fue encontrada en un auto con Fualaau, quebrantando casi inmediatamente la orden de alejamiento dictada por el tribunal.
La sentencia fue revocada por el juez y terminó pasando siete años y medio tras las rejas. Pasaron apenas ocho meses desde su retorno a la prisión para que naciera su segundo hijo con Fualaau, antes de que éste cumpliera los 15. En este punto, la ausencia de arrepentimiento en la mujer era más que evidente. Nunca asumió que la relación con el joven era algo malo y, por el contrario, defendió siempre su presunto enamoramiento mutuo.
Y así fue hasta sus últimos días. Luego de cumplir su pena y salir en libertad, contrajo matrimonio con Fualaau en mayo del 2005, cuando él tenía 21 y ella 43. El 2006, un año después de la boda, un periodista de la NBC les preguntó cómo es que una mujer de 34 años se enamora de un niño de 13. Su respuesta fue breve, pero desconcertante: “Es todo un hombre, y en realidad lo era en aquel entonces”.
En una conversación posterior con el noticiero australiano 7 News Spotlight, incluso argumentó que, por el contrario a lo que se podría creer, fue el niño quien la sedujo a ella. “No iba a parar... la deseaba. Así que no iba a parar”, dijo Fualaau a la NBC, sin demostrar todavía su asimilación del abuso al que fue sometido sistemáticamente. Incluso escribieron un libro titulado Un solo crimen, el amor, donde defendían y desglosaban los detalles de su “romance”.
Lo más insólito de todo es que el matrimonio, lejos de ser pasajero, se extendió por casi 15 años. El 2019, y tras haber intentado una separación previa el 2017, Fualaau terminó solicitando el divorcio. Mary Kay Letourneau falleció el 2020, a raíz de un cáncer colorrectal que le quitó la vida a los 58.
Cuando pasaron dos meses de la muerte de su ex esposa, Fualaau dio una entrevista con el programa estadounidense The Dr. Oz Show. Allí, el entrevistador le recalcó que, por entonces, ya tenía la misma edad que su mujer cuando comenzó a abusar de él. Ante la pregunta sobre qué haría en el caso hipotético de que se sintiera atraído por un niño, respondió que “probablemente iría a buscar ayuda. No podría mirar a un niño de 13 años y sentirme atraído por eso porque simplemente no está en mi cerebro. No es nada que me atraiga. Quiero decir, todos tenemos nuestras preferencias, y eso simplemente no es algo hacia lo que yo iría”.
La crítica de Fualaau
Con el estreno de Secretos de un escándalo pasó poco tiempo para que los medios estadounidenses buscaran las reacciones de Fualaau. En entrevista con The Hollywood Reporter, reconoció que vio la película y que, lejos de sentirse representado, percibió el filme como uno de los tantos intentos de los medios masivos por lucrar con su historia sin su consentimiento.
“Todavía estoy vivo y coleando. Si me hubieran contactado, podríamos haber trabajado juntos en una obra maestra. En lugar de eso, optaron por hacer una copia de mi historia original”, dijo entonces. “Me siento ofendido por todo el proyecto y por la falta de respeto que se me ha dispensado a mí, que viví una historia real y todavía la sigo viviendo”.
Irónicamente, las sensaciones de Fualaau ante el filme no se condicen con las intenciones de sus realizadores, que buscaban, justamente, deslizar una crítica a la sociedad moderna y su afán por explotar con sensacionalismo este tipo de casos. “Realmente quería escribir una historia de ficción que tratara sobre la cultura de los tabloides de los 90, que aparentemente ha desembocado en el mundo de los biopics de true crime en el que estamos ahora, y cuestionar esa transición y por qué queremos seguir recreando estas historias”, comentó el guionista Samy Burch en una rueda de prensa en el Festival de Cannes.
Y agregó: “Es una película de terror, pero tiene múltiples capas de humor también, y a la vez genera una tensión que eventualmente se rompe. La idea era construir una sátira a partir de esta actriz que explota a todos los protagonistas del caso; aunque sí hay un componente muy humano en el film, me interesaba explorar la historia tanto con humor negro como con un dejo de tristeza. A fin de cuentas, mi trabajo como guionista era tomar el relato y ver la humanidad en los lugares más oscuros”.
Por el contrario a lo que se podría pensar, Fualaau no está en contra de que filmen ficciones basadas en su vida. “Me encantan las películas, las buenas películas”, aseguró en la misma entrevista. “Y admiro las que capturan la esencia y las complicaciones de los acontecimientos de la vida real. Ya sabes, películas que te permiten ver o darte cuenta de algo nuevo cada vez que las miras”.
“Sería perfecto trabajar con ese tipo de escritores y directores, alguien que pueda hacer eso, porque mi historia no es tan simple como [retrata] esta película”, enfatizó.
Y aunque siempre sostuvo que el largometraje no estaba basado en la historia de la pareja, Burch sí reconoció al Hollywood Reporter que fue el punto de partida para la escritura del libreto. “Ciertamente, esa es la semilla, el panorama general, pero para mí era importante que esta no fuera la historia de Mary Kay Letourneau. No eran los mismos detalles; no quiero que nadie asuma que estamos tratando de decir que todas estas conversaciones ocurrieron a puerta cerrada, pero no lo es. Esto fue sólo un punto de partida y una manera de que algo como esto tuviera sentido para mí emocionalmente”.
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