"Lo que se siente es la pérdida generalizada de entusiasmo con el proyecto de convertir a Chile en un país desarrollado, meritocrático, eficiente, sustentable, avanzado, igualitario y próspero. La acumulación de escándalos y rasquerío; la inoperancia y pequeñez de nuestros liderazgos políticos (de lado y lado) van bajando el ánimo.Es un problema porque si se instala ésta sensación le va a hacer la vida muy difícil a gobiernos que quieran sacar a nuestro país del estancamiento. Incluso alguien que llegue al poder y quiera hacer la reformas y echar a andar la máquina puede que se enfrente con que el problema no es solo técnico y con la paradoja de que un país que, en realidad, no está ni siquiera en 'recesión', pero en verdad está en 'depresión'".