Columna de Gabriel Zaliasnik: Tiempo fuera de quicio



El macabro asesinato de tres carabineros en Cañete, el mismo día de la celebración de los 97 años de la institución, no es una mera coincidencia. Tanto la forma -el horror de emplear el fuego- como la ocasión no son intrascendentes. Hay en ello un mensaje claro. Un desafío evidente. Frente a un Estado cada día más débil, con un gobierno y una oposición enajenados de la realidad, el terrorismo y crimen organizado está instalado. Actúa cuando, donde y como quiere. Por una vez digamos las cosas por su nombre. El Estado ha ido perdiendo la batalla por el control de su territorio.

Por ello no es indiferente que el gobierno minimice la advertencia de la ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, sobre la presencia del grupo terrorista Hezbolá en Chile, tal como en el pasado minimizó e ignoró los viajes del avión venezolano iraní. En un mundo desquiciado como el actual, suponer que terrorismo, crimen organizado y narcotráfico son fenómenos criminales independientes es ingenuo. Los vasos comunicantes son conocidos. Se trata de “líneas de negocio” complementarias de una misma empresa delictual. En el caso de Chile, aunque en nuestro infantil aislacionismo nos neguemos a aceptarlo, los “accionistas controladores” son Venezuela e Irán. ¿Acaso alguien puede creer que el terrorismo en La Araucanía es un fenómeno meramente local y sin injerencia extranjera? ¿Es posible pretender que las armas y el poder de fuego que enfrenta Carabineros no es provisto por actores mayores? ¿Sinceramente es posible aislar los vínculos del PC chileno con Venezuela y los de esta con Irán? ¿Es mera coincidencia que Daniel Jadue, al igual que Pablo Iglesias en España, utilicen el canal de TV de habla hispana del régimen islámico iraní para difundir su odio antisemita?

El terrorismo en Chile es una realidad de la cual nuestras autoridades prefieren desentenderse. Con extrema facilidad critican a democracias que lo combaten, pero le dispensan temor reverencial a dictaduras ideológica y geográficamente cercanas que amparan la barbarie terrorista.

En este contexto, la única esperanza es recuperar la presencia del Estado y el respeto por nuestras policías e instituciones. Por ello, acierta el Ministerio Público al reconsiderar la ocasión de la formalización del director general de Carabineros. Sería prudente también reflexionar sobre la decisión. En alguna medida, no solo la aparente falta de imparcialidad, sino que la oportunidad elegida, tornaban en arbitraria dicha decisión. La famosa frase de Hamlet después de su encuentro con el fantasma de su padre, que le había encomendado encauzar el mundo, “El tiempo esta fuera de quicio” (“The time is out of joint”), es decir, desarticulado, refleja como pocas el actual momento. Es un contrasentido persistir en la persecución penal contra Carabineros de Chile, y conferir impunidad a quienes intentaron destruir el Estado de derecho.

Por Gabriel Zaliasnik, profesor de Derecho Penal, Facultad de Derecho U. de Chile

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