El 6 de abril, la Brigada Investigadora de Delitos Contra el Medio Ambiente y Salud Pública (Bidema), de la Policía de Investigaciones (PDI), detuvo a un hombre que se dedicaba a la venta ilícita de medicamentos en una feria libre en la comuna de Recoleta.

Como esa, según cifras de la policía civil, durante el 2021 y hasta marzo de 2022 se incautaron 74.059 unidades de distintos tipos de “productos farmacéuticos”, principalmente aquellos utilizados para bajar de peso, ansiolíticos y remedios comunes, como el paracetamol. Todo aquello infringiendo la Ley 20.000, específicamente los artículos 313 d y 314 del Código Penal, los que castigan la fabricación y comercialización de sustancias medicinales deterioradas o adulteradas en su especie de estos productos.

Solo en marzo la PDI junto al Instituto de Salud Pública (ISP) incautó más de 10 mil kilos de medicamentos en la comuna de La Granja. La mayor cantidad de ellos eran remedios utilizados comúnmente, como es el caso de paracetamol, omeprazol y zopiclona.

Para el comisario de la Bidema Edgardo Rodríguez, el conseguir una fuente de ingreso y lograr cuantiosas ganancias sería la principal motivación de las personas que venden de manera ilegal este tipo de productos. En el caso de las personas que adquieren los medicamentos, Rodríguez explica que “a veces en la vía pública se pueden comercializar medicamentos que sin receta retenida los pueden comprar abiertamente. Entonces es mucho más fácil y accesible al público, además de poder comprarlos más barato”.

La misma facilidad de acceso a estos medicamentos, así como el menor costo, generan un mercado importante tras la venta desregulada de los productos farmacéuticos.

En datos de la PDI -si bien la lista es encabezada por la categoría de “medicamentos varios”, con más de 60 mil unidades incautadas-, el decomiso que los sigue es la de cápsulas adelgazantes “Lida Loshuo”, con 12 mil unidades. Estas cápsulas de origen chino, según se puede leer en los anuncios de internet, “son de los extractos de plantas que crecen en Yunnan, en el reino de la vegetación verde, que es eficaz para adelgazar y la belleza y ha sido utilizados por miles de años”.

En esa línea, el segundo producto más confiscado en el país por parte de la policía es el Sindenafil. Este corresponde a un medicamento recetado para la disfunción eréctil. Hasta marzo de este año se han requisado 239 cajas de este producto.

La tercera incautación es la de la Toxina Botulini, medicamento que tiene efectos de manera muscular. Hasta marzo pasado, la policía registraba 200 unidades decomisadas.

Posteriormente siguen una serie de medicamentos ligados a las benzodiazepinas, es decir, que se utilizan para disminuir los niveles de ansiedad o causar sueño. En esta categoría encontramos al clonazepam, con 135 unidades incautadas, alprazolam (37), entre otros (ver tabla)

El comisario Rodríguez asegura que los medicamentos más comunes, así como también los antidiuréticos, son los más requisados por la PDI. Aunque reconoce que “una de las cosas que más llama la atención actualmente es que los inductores del sueño, como la zopiclona, son un medicamento que hemos incautado bastante y que se ha encontrado con distribución en la vía pública”.

Para la policía existen algunos factores en común tras la incautación de los diferentes medicamentos. La Región Metropolitana es la que concentra la mayor cantidad de sustancias incautadas: del total, el 51,2% de los productos requisados por la PDI tuvieron como origen la capital.

Con 36.048 unidades decomisadas, la Región de Valparaíso es la segunda que más concreta estos procedimientos. De hecho, solo la Brigada de Investigación Criminal de Limache (Bricrim) requisó 35.992 productos, una de las mayores del país. Mucho más atrás se encuentran la Región de O’Higgins, con 135 incautaciones, y posteriormente la Región de Los Lagos, con 112 unidades incautadas.

Para el comisario, aquello responde a un tema de urbanización, además de algunas características que la experiencia ha demostrado. “Se da en ferias libres o donde hay una mayor afluencia de público, donde exista el comercio informal de manera más desregularizada, en lugares céntricos donde las personas puedan acceder o puedan ir”, explica.

Finalmente, Rodríguez advierte que el principal peligro de adquirir estos medicamentos está principalmente en que no existe una trazabilidad del medicamento, “no se sabe a ciencia cierta cuál es su origen, cuáles han sido sus condiciones de almacenaje y si este es original, es falsificado o adulterado”.