Unión Europea propone “pasaporte” de vacunación para que sus residentes viajen en el bloque

Residentes en Edgware en Londres esperan fuera de una farmacia recibir su vacuna. Foto: AP

Se trata de un Certificado Digital Verde y acreditará que su titular ha sido vacunado contra el Covid-19, ha pasado un examen de PCR con resultado negativo o es inmune al contagio. La idea del Ejecutivo comunitario es que el certificado sea expedido de manera gratuita, cuente con un código QR con información médica básica del paciente sobre su situación respecto del coronavirus.


Junto con los pasajes y los pasaportes los viajeros en el futuro tendrán que considerar tener un certificado que acredite que estén vacunados. Porque en un intento de dar un impulso económico para los países dependientes del turismo que han sido devastados por la pandemia, la Comisión Europea presentó hoy su proyecto de un certificado sanitario que permite facilitar los viajes en la UE para las personas vacunadas. La medida se produce en medio de los tropiezos de las campañas continentales de vacunación.

El documento se llama Certificado Digital Verde y acreditará que su titular ha sido vacunado contra el Covid-19, ha pasado un examen de PCR con resultado negativo o es inmune al contagio. La idea del Ejecutivo comunitario es que el certificado sea entregado de manera gratuita, cuente con un código QR con información médica básica del paciente sobre su situación respecto del coronavirus y que pueda ser presentado a las autoridades en formato físico o digital, por lo que insta a los Estados miembros a acelerar el trabajo técnico necesario para su utilización.

Según el diario Financial Times, los países del bloque han estado en desacuerdo sobre los planes para implementar un “pasaporte” de vacunas de la Unión Europea. Esto, debido a que los países -liderados por Francia- argumentan que tales medidas discriminarían a los ciudadanos que se encuentran al final de la fila para recibir la vacuna. Por otro lado, los Estados miembros que dependen del turismo, como es el caso de Grecia, han liderado el impulso de un marco común para facilitar los viajes antes de la lucrativa temporada de verano.

Pasajeros en el aeropuerto de Fiumicino, cerca de Roma, también se vieron imposibilitados de volar hacia Reino Unido.

Los funcionarios de Bruselas han enfatizado que el certificado no sería un “pasaporte” como tal, sino un sistema común para ayudar a los gobiernos a coordinar las medidas de viaje mientras se implementan los programas de vacunación en todo el bloque.

Bruselas aspira a que el instrumento esté a punto tanto en el plano legal como técnico ya “en junio”, según dijo en una conferencia de prensa el comisario de Justicia, Didier Reynders, para que pueda ser utilizado este mismo verano y evitar así que se repita la “fragmentación” en las medidas de los 27 como ha ocurrido durante toda la pandemia.

La propuesta comunitaria no pretende “regular el uso” que se pueda dar al certificado, según recalcan fuentes comunitarias consultadas por Europa Press, porque cada Estado miembro debe decidir sobre sus medidas en función de la situación epidemiológica, pero sí aspira a garantizar que si un país decide suavizar las exigencias a las personas vacunadas, ello se aplique “del mismo modo” a todas las personas poseedoras del certificado.

El documento presentará la información en las lenguas oficiales del país emisor y también en inglés e incluirá un volumen “limitado” de información a la que solo se podrá acceder para confirmar y verificar la autenticidad y validez del certificado, para evitar problemas con la protección de datos del usuario. Así tendrá, por ejemplo el nombre, fecha de nacimiento y número de identidad del titular, la fecha de expedición del certificado e información relevante sobre la vacuna inoculada, la recuperación tras el contagio o el test realizado.

Los gobiernos también se han dividido sobre qué vacunas deberían ser aptas para el certificado, teniendo en cuenta que países como Hungría permitieron el uso de vacunas rusas y chinas antes de que fueran aprobadas formalmente por los reguladores de la UE, indicó el Financial Times.

El borrador del texto de la comisión dice que todas las vacunas aprobadas por la Agencia Europea de Medicamentos deberían ser reconocidas automáticamente por otros Estados miembros bajo el certificado. Pero los gobiernos también tendrían el poder de reconocer como válidas la Sputnik de Rusia si así lo desean. El periódico señala que esto significa que a los países que dependen del turismo no se les prohibiría permitir la entrada de viajeros de la UE que hayan recibido vacunas aún no autorizadas. Pero al mismo tiempo, un funcionario de la UE dijo: “Ningún Estado miembro se verá obligado a reconocer las vacunas no autorizadas”.

La iniciativa no ha estado libre de críticas y ha generado duros cuestionamientos. Desde un punto de vista científico, aún existen incertidumbres acerca de si las personas vacunadas pueden portar el virus de forma asintomática y transmitirlo. “Aparentemente, hay una reducción en la transmisión, pero aún no sabemos en qué medida”, dijo a la agencia France Presse, Andrea Ammon, directora del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).

El propio portavoz de la comisión, Eric Mamer, reconoció que había “cuestiones que deben seguir evaluándose incluso a medida que avanzamos”. Un diplomático europeo dijo a agencia France Presse que un acuerdo general para la implementación y el reconocimiento “no será conseguido rápidamente”. Además, las campañas de vacunación en la UE han logrado que apenas el 3,5% de la población haya recibido las dos dosis de la vacuna, y por ello se teme una discriminación en perjuicio de las personas que aún aguardan su vacuna.

Trabajadores de la salud preparan las vacunas en un centro en el exaeropuerto de Berlín en Alemania. Foto: Reuters

Bélgica, en particular, se ha mostrado reacia a la idea de condicionar la entrada a un país europeo a la presentación de un certificado de vacunación, por considerar que ello equivaldría a hacerlo obligatorio. La idea también es prematura, apuntó la entidad no gubernamental Liberties, que considera que la UE debería más bien “centrar sus esfuerzos en un despliegue rápido y equitativo de su programa de vacunas”.

Aerolíneas dan el primer paso

La industria del turismo ha estado presionando a los gobiernos europeos para que introduzcan estándares comunes para los viajes en medio de preocupaciones de que el sistema actual de reglas país por país es confuso y hace que las personas no reserven.

Las aerolíneas han estado realizando sus propias pruebas de pases digitales para intentar presionar a los reguladores a que adopten de forma generalizada certificados electrónicos que muestren que un pasajero dio negativo en la prueba de Covid-19, o fue vacunado, antes de abordar un avión.

En este sentido, dos de las aerolíneas más grandes de Europa, British Airways y Ryanair, han comenzado a permitir que los viajeros proporcionen detalles de las vacunas y los resultados de las pruebas de Covid junto con datos personales, como números de pasaporte e información de visa, durante las reservas. Según el diario The Wall Street Journal, las aerolíneas dicen que la medida eventualmente ayudará a los pasajeros a demostrar que han sido vacunados cuando aterrizan en destinos que han comenzado a recibir a viajeros vacunados.

British Airways, Ryanair y otras aerolíneas que dependen de los viajes internacionales esperan impulsar la venta de pasajes aprovechando el optimismo naciente sobre las vacunas, dice el periódico. En todo caso, advierte que la medida no es el tipo de pasaporte de vacunación que algunos gobiernos y agencias internacionales están considerando crear, sino que se trata de un esfuerzo más modesto para facilitar el almacenamiento y la visualización de los registros de vacunación y pruebas de Covid-19 para los pasajeros que están considerando aprovechar la bienvenida temprana de algunos países a los viajeros vacunados.

El objetivo, explica el diario, es hacer que la transición a los vuelos pospandémicos sea lo más fácil posible, minimizando los temores de que se les niegue la entrada en las fronteras y limitando la cantidad de tiempo que un pasajero debe pasar en el check-in en el aeropuerto.

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