El bendito proceso

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La palabra proceso tiende a generar tanto consenso como rechazo. Mientras algunos se declaran apóstoles irrestrictos de dicho principio, otros arrugan la nariz con solo escuchar la famosa palabrita. Sea como sea, e independientemente de lo que usted, lector, opine al respecto, la ANFP asumió el compromiso de liderar un proceso que nos lleve a Qatar 2022.

Pues bien, la cosa no pinta bien porque, salvo honrosas excepciones, hay nombres que definitivamente parecen no cuajar. El partido frente a Perú dejó muchísimas dudas y una gran preocupación. Prácticamente no existe profundidad y por consecuencia el gol parece casi una quimera. Las pocas veces que se llega no hay puntería ni menos calidad en la definición.

Mientras las viejas glorias siguen metiendo presión con su rendimiento, el colombiano hace oídos sordos a estos cantos de sirena. La decisión está tomada. A Rueda se le trajo para clasificar al Mundial, para lo cual debe preparar un equipo competitivo que pueda jugar las clasificatorias. No es que vaya derechamente a desechar la Copa América. Nadie en su sano juicio lo haría, pero metámonos en la cabeza que el objetivo está en Qatar y no en Brasil.

La pregunta es entonces: ¿qué diablos hacemos?

Hay dos caminos. El fácil y cómodo es volver a llamar a los históricos y con ellos disputar la Copa América en Brasil. Nadie asegura que se gane, pero indiscutiblemente sería un equipo competitivo. Sin embargo, esta segura solución viene aparejada con un problema grandote y que tiene que ver con la segunda opción, específicamente, con la alta competencia de los futbolistas elegidos para el recambio. Si no juegan ellos la Copa América, ¿en qué minuto van a jugar por los puntos? ¿en un debut en el Centenario?, ¿en el Maracaná o Monumental de River cuando arranquen las clasificatorias? Es un hecho que varios jugadores históricos no llegarán a Qatar por un tema etario por tanto se hace urgente que los nuevos jugadores le tomen el peso y experiencia de jugar por los puntos. Yo preferiría una mixtura como lo hizo Bielsa con Marcelo Salas, pero el colombiano piensa distinto.

Proceso, proceso, proceso. Acostúmbrese a escucharla.

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