Las cosas en su lugar

Pizzi


Termina el año y empiezan a aclararse varios temas que, en rigor, siempre estuvieron claros. El campeonato local -bastante más entretenido, parejo y bien jugado de lo que muchos dijeron- llega al final con buenos partidos, avances tácticos, emociones varias y estadios llenos…si es que se puede llamar estadios llenos a la "gran solución" que encontraron nuestras autoridades: cerrar durante los partidos sectores enteros de los principales reductos del país para así evitarse gastos y problemas.

Lo increíble es que de verdad lo consideren un avance ¿El estado chileno gastó millones de dólares en construir estadios más modernos, seguros y cómodos bajo el plan Bicentenario…para que ahora no puedan utilizarse normalmente? Seamos francos: es dramático acomodarse a lo irregular de tal manera sin que nadie patalee, que tanto la ANFP como Estadio Seguro hagan discursos considerando la violencia como un problema ya resuelto. Más aún si la fórmula usada fue apenas un subterfugio, un resquicio respecto de lo único que podría ser considerado un éxito: estadios repletos con aforos completos, no a medias.

Sigo: los últimos días del año nos han regalado también, en las voces de Esteban Paredes y Marcelo Vega, la postulación de Pablo Guede (el mejor entrenador del año con distancia, más allá de lo que pase hoy en Concepción) como potencial candidato a la Roja… lo que de inmediato fue calificado como "un chiste" por algunos. Casualmente los mismos que encuentran una gran idea nominar para el puesto a Jaime Vera o Miguel Ramírez, como si tuvieran muchos más galones, trayectoria o méritos que el argentino. Gracioso. No es tiempo todavía para Guede, seguramente. Pero menos para cualquier otro técnico del torneo nacional.

¿Otra? Sampaoli fue liberado de cargos por el reputado fiscal Gajardo, lo que trajo mucha tristeza a quienes veían al casildense como un delincuente en vez de un profesional que se hizo pagar como debía por regalarnos muchas horas de trabajo y grandes triunfos…a diferencia de otros "caballeros" que también cobraron bastante caro y se arrancaron sin dar la cara después de fracasar rotundamente. A propósito: sumadas ya las quejas de Marcelo Díaz, de Isla, de Valdivia, de Paredes (y varios más entre pasillos), ¿no sería hora de que tomáramos en serio el "detalle" de que la selección rebajó su nivel de trabajo en el período de Pizzi? Nadie dice que el "macanudo" sea un flojo rematado o una basura como técnico; de hecho es superior a varios que trabajan hoy en Chile y en el mundo. Pero en la comparación con Bielsa y Sampaoli -que es lo único que debe importarnos, ya que fue nuestra realidad de los últimos años- es evidente que tras su llegada se atenuaron, de adelgazaron y aminoraron las cargas de trabajo y el rigor disciplinario...como se dijo aquí desde un comienzo y como el mismo Pizzi, por lo demás, confesó y defendió al llegar a su puesto, ¿o no se acuerda del discurso "anti obsesión"?

El punto es: ¿no da eso para sacar conclusiones, para buscar por ahí también, por sobre todo ahí, las razones del fracaso? ¿O en serio nos vamos a quedar con la simpleza boba de que la clasificación se perdió únicamente en los partidos con Paraguay y Bolivia? ¿No influyeron en nada los errores de planificación o la falta de exigencia permanente?

Chile merece un análisis de mejor calidad que el brindado hasta aquí por los responsables del fracaso ¿Que no hay autocrítica de los jugadores? No, tampoco, es cierto. Todavía no, lamentablemente. Pero al menos algunos de ellos han puesto el foco donde había que ponerlo, lo que es bastante más que lo que hicieron en su momento Pizzi, la ANFP y la mayor parte de los analistas de la plaza. Debatamos otra vez el fondo del "se juega como se entrena". Y no volvamos a hacer oídos sordos respecto de lo evidente. Por último, para no repetir el error.

Termino con otras buenas noticias de este fin de año. El éx técnico de Estados Unidos Bob Bradley calificó el Mundial de los Picados como lo que es: una idea terrible. Pero esta vez nadie se amurró. Y la gente, en general, se dio cuenta que quienes le dijeron todo el semestre por los medios que Colo Colo era "puro humo", que era "defensivo", que solo "jugaba al contragolpe", que no era capaz de hacer goles "si no estaba Paredes" o "que no tenía la dinámica prometida"... dieron bote. Pero bote imperial. Con lo cual, más allá de lo que pase hoy en Collao, ratificaron una sentencia notable y triste: hay varios "barreros" en esta comarca que saben mucho más de mala leche y animosidades que de fútbol. Hasta el punto de nublar su capacidad de análisis. Peligroso.

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