Basta pararse frente a un puesto de frutas callejero para sentir el aroma del verano, esa imagen colorinche que llama al sol, que habla de abundancia, de sabores puros, dulzones, alegres. Entonces ¿cómo no querer guardarlos para el resto del año? Abramos frascos, prendamos fuegos, pensemos en los cucharazos veraniegos que podremos comer por los siguientes 12 meses. Sépalo ya, es muy fácil, se pueden hacer por kilos y kilos, innovar con especias, hierbas, sazones. Son perfectos para regalar, todas las cantidades de azúcar corren por gusto personal entendiendo que siempre es necesaria por su propiedad conservante. El resto, una dicha cocinística. Agarre frutas, ollas y póngase a cocinar, su despensa y boca se lo agradecerán.
Por Raquel Telias Produccion Julita Luco Fotos Jaime Palma
9 feb 2017 04:20 PM