Un 10 de julio de 1958, poco después de que Brasil conquistara en Suecia su primer título mundial de fútbol, el músico Joao Gilberto ingresó al estudio Odeon de Río de Janeiro para grabar una canción de sólo tres minutos que, según los historiadores, cimentó la música brasileña.
Baltasar Daza
11 jul 2018 11:18 AM