Columna de Rodrigo Guendelman: Pezo Von Ellrichshausen



Es probable que leas el título de esta columna y te parezca algo críptica, así como difícil de pronunciar. Salvo que seas una persona interesada en arquitectura (hay muchos arquitectos que no lo son), esa combinación de dos apellidos que encabezan este texto no resulta familiar. Pero vaya que vale la pena conocer algo sobre esta oficina de arquitectura establecida hace años el sur de Chile, quienes además son pareja: Mauricio Pezo (Renaico, Chile, 1973) y Sofía von Ellrichshausen (Bariloche, Argentina, 1976).

Hay varios motivos para ponerse al día con esta dupla, partiendo por sus reconocimientos más recientes. Hace unos 10 días se supo que los Pezo (así les dicen) son los protagonistas del número 214 de la revista española El Croquis. No sólo es una de las publicaciones de arquitectura más respetadas del mundo, sino que el número completo se dedica a la oficina que va en portada. Es decir, 332 páginas y dos kilos y medio de papel, todos concentrados en Pezo von Ellrichshausen. Algo que sólo había ocurrido antes con el arquitecto chileno Smiljan Radic, a quien El Croquis le ha dedicado dos números completos.

Sigamos con las buenas noticias para los Pezo que, indirectamente, son siempre noticias positivas para la (buena) arquitectura chilena y para nuestra imagen país. En marzo de este año se conocieron los tres ganadores del premio Obra del Año 2022 de Arch Daily, el sitio de arquitectura más visitado del planeta. De casi mil obras propuestas, el tercer lugar lo obtuvo el Centro de Innovación Inés (los Pezo siempre bautizan sus obras con un nombre de cuatro letras) ubicado en el Campus de la Universidad del Biobío, Concepción, ciudad en la cual la oficina ha hecho gran parte de su carrera. Este edificio de hormigón destaca por el uso de un pigmento entre naranja y rosado, así como por un deslumbrante vacío interno. Es una belleza. Y es uno de sus proyectos más grandes que han hecho hasta ahora. Desde el sur de Chile, los Pezo viajan (o usan la tecnología cuando hay pandemia) para enseñar la cátedra de Professor of the Practice en el AAP de la Universidad de Cornell, Estados Unidos. Han sido profesores visitantes en el GSD de la Universidad de Harvard, el Illinois Institute of Technology de Chicago, la Universidad Católica de Chile y varias instituciones más. Eso ya sería motivo para ganarse una revista completa de El Croquis.

Pero, al mismo tiempo, su obra ha sido expuesta en la Royal Academy of Arts de Londres, el MAXXI en Roma y como parte de la Colección Permanente del Art Institute de Chicago, el Carnegie Museum y el MOMA de Nueva York. Autodefinidos como un estudio de arte y arquitectura, fueron invitados dos veces a la Exposición Internacional de Arquitectura de la Biennale di Venezia (en 2010 y en 2016) y, además, fueron los comisarios del pabellón chileno en 2008. Su famosa Casa Poli, que está en la Península de Coliumo (muy cerca de Concepción) y que fue construida en 2005, fue elegida por el diario británico The Guardian en 2016 como uno de los 10 mejores edificios de concreto del mundo, junto a obras de Le Corbusier, Clorindo Testa y Lina Bo Bardi. Dos años antes, esta misma casa había recibido el ultra prestigioso MCHAP Award (Mies Crown Hall Americas Prize Emerging Architecture) el cual se entrega “a quienes hayan desarrollado el talento requerido para concebir una temprana obra construida de manera excepcional”.

Fue, sin duda, la obra que internacionalizó la marca Pezo von Ellrichshausen. Desde ahí no han parado. La Casa Cien, de 2011, y que fue su propio hogar durante una década, tiene su maqueta, dos pinturas y tres fotos de ésta en la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York. ¿Se puede llegar más alto? Sin duda. Cuando se trata de los Pezo, sólo el cielo es el límite. Aunque, si somos serios, debiéramos buscar un sustantivo de cuatro letras para esa definición.

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