Crítica gastronómica de Don Tinto: El Txoko Alavés: cocina de verdad



Por Álvaro Peralta Sáinz, cronista gastronómico

Hay muy pocos lugares en Santiago que de verdad le hacen justicia a la estética, atmósfera y sabor que uno puede encontrar en bares y restaurantes tradicionales de España. Uno de ellos es el Txoko Alavés, que desde hace ya prácticamente 20 años se mantiene al pie del cañón con sus poquísimos pero bien aprovechados metros cuadrados en calle Mosqueto.

Con ese recuerdo en mente y paladar fue que me apersoné por este lugar un caluroso día a la hora de almuerzo. A pesar que ahora tienen algunas mesas exteriores, el local estaba prácticamente repleto salvo por una mesa que gentilmente me habilitaron. Pensaba pedir solo un plato, pero tras pasar por la vitrina de tapas y pinchos del bar al ingresar me fue imposible no tentarme con algo. Al final, opté por unas croquetas ($8.000) y un schop Mahou ($3.500), que en rigor aquí deberíamos llamarlo caña y que llegó inmediatamente junto a una panera y algo de mantequilla que quedaron intactas porque justo llegaron las croquetas (6). Recién fritas, crocantes por fuera y extremadamente cremosas por dentro, con una buena cantidad de trocitos de jamón crudo. Una delicia completa. De hecho, me habría repetido, pero preferí dejar espacio para el plato principal: pimientos del piquillo rellenos con bacalao ($12.000). Servidos en plato ovalado y acompañados de un arroz graneado perfecto, los pimientos (4) venían rellenos de una buena cantidad de bacalao más algunas colitas de camarón. Todo esto, bañado en una salsa de pimientos espesa pero no pesada y con un toque levemente azafranado que la dejaba a mitad de camino entre el dulce y amargo de los pimientos. Un plato simplemente espectacular, para no dejar nada y luego repasar cualquier rastro que quede con el pan. Maravilloso. Me recordó a mi abuela Blanca, que no era vasca pero casi.

A toda esta agradable lista de cosas buenas vale la pena agregar que el servicio del Txoko es muy cordial. Partiendo por sus garzones que se mueven rápidamente para que nadie quede sin atender y también por su dueña, que además de ubicar a la gente en sus mesas se preocupa de recorrer el salón y preguntar a sus clientes si falta algo o si les ha parecido bien la comida. Es decir, hospitalidad pura. ¡A la vasca! Lo cierto es que me quedé con las ganas de cerrar el almuerzo con un postre tradicional de Vitoria como el goxua, pero tengo un matrimonio en un par de semanas más y la idea es caber en el traje. Aún así, la experiencia en este txoco (sitio pequeño en euskera) fue -como siempre- maravillosa.

CONSUMO TOTAL:

$23.500

DIRECCIÓN:

Mosqueto 485, teléfono 226382657, Santiago.

HORARIO:

Lunes a viernes 12:30 a 21 hrs. Sábado 13 a 21 hrs.

ESTACIONAMIENTO:

No tiene.

PÚBLICO:

Todas las edades.

EVALUACIÓN:

✮✮✮✮

Calificaciones:

✮✮✮✮✮ Sobresaliente / ✮✮✮✮ Excelente / ✮✮✮ Satisfactorio / ✮✮ Mucho que mejorar / ✮ Para no volver

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