Algo de sensatez a la insensatez



SEÑOR DIRECTOR

La promulgación de una ley que permite como conducta lícita (verbo rector) la desprotección del que está por nacer -provocando su deliberada eliminación-, en circunstancias que tal acción es justamente lo que la Constitución le impedía aprobar al legislador como quehacer posible, es la mayor, insensata, absurda, abyecta y grave ley aprobada en Chile en su historia.

La circunstancia que se rectifique un protocolo que agregaba ignominia al legítimo ejercicio de la libertad de conciencia, permitiendo que efectivamente se ejerza con mayor amplitud la posibilidad de objetar e impedir la realización de la cruel práctica del aborto por los profesionales de la salud que se estimaren violentados por la misma, pudiendo incluso objetar institucionalmente, solo incorpora un mínimo de sensatez a la insensatez ,y restablece en algo la vigencia de la transgresión hecha por la injusta ley a los derechos fundamentales de las personas en Chile.

El protocolo original impedía a las instituciones objetar si en ellos se manejaban programas financiados por el Estado; es decir, condicionaba el ejercicio de la principal y más importante de las libertades humanas, la de conciencia, al arbitrio no de su titular sino del que le pagaba. Dicho en otras palabras, el Estado se arrogaba la facultad de comprar las conciencias institucionales y personales de los profesionales de la salud. Esto que resulta repugnante, deja en evidencia cómo la cultura individual, en extremo mercantilizada y sometida a una ideología que impide ver la realidad por sobre el ideario político revolucionario, es la que ha inspirado e inspira a los autores de la mortal y cruel medida impuesta a tabla rasa en nuestro país.

Por ello, la rectificación del protocolo en cuestión es una gota de agua en el desierto, ya que el desafío será siempre la derogación de esta injusta ley, que solo puede traer males a Chile.

Jorge Reyes Zapata

Abogado

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