SEÑOR DIRECTOR:
Termina la primera semana de la COP 28 en Dubái, y hay que reconocer que se avanzó en tres importantes compromisos, como el inicio del mecanismo financiero sobre pérdidas y daños, en que los países ricos comprometieron dineros para compensar a los países más vulnerables por los impactos de los cambios climáticos que ellos no han provocado. La demanda por esta compensación ha sido una lucha de más 30 años, desde la firma de la Convención en 1992. Segundo, varios países y fundaciones comprometieron un billón de dólares para reducir las emisiones de metano, gas de efecto invernadero más agresivo que el CO2. Tercero, los países comprometieron triplicar las energías renovables y limpias en la matriz energética mundial, lo cual es una tremenda señal política y de mercado, aunque el compromiso no asegura el cierre o reconversión de la generación fósil, como lo aclaró el sultán Al Jaber, líder petrolero de los Emiratos Árabes y presidente de la COP.
Esto explica la confrontación entre Antonio Guterres, secretario General de Naciones Unidas y el sultán Al Jaber, que postula que hay que aumentar las renovables pero no reducir los fósiles, porque el objetivo de esta COP, como insiste Guterres, es evaluar el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de París para estabilizar la temperatura del planeta en 1,5 °C; y los informes científicos evidencian que no se cumplirá la meta y que este fracaso implica un calentamiento promedio de más 3,5 °C a 4 °C, y un caos de eventos climáticos catastróficos y devastadores para todas las formas de vida de nuestro planeta, incluida la humana.
El comunicado oficial sobre el fracaso de la meta 1,5 °C del Acuerdo de París se hará los últimos días de la COP y así se sincerará que los compromisos no se cumplieron y que las buenas causas comprometidas esta semana en Dubái corren el riesgo de similar destino.
Sara Larraín
Directora de Chile Sustentable
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