Bancos y empresarios ¿coñetes y pesimistas?



SEÑOR DIRECTOR:

El llamado del Presidente Boric para que los bancos dejen de ser coñetes y actualicen su visión pesimista de la economía, flexibilizando sus políticas de crédito y prestando más al sector construcción, o el llamado de la ministra Jara para que las empresas paguen mejor a sus trabajadores, sugieren mala voluntad por parte de empresas y bancos.

Puede haber empresarios y banqueros de mala voluntad y pesimistas, como hay personas de mala voluntad y pesimistas en todas partes incluido el Ejecutivo, pero lo cierto es que empresas y bancos existen para hacer negocios. Para esto utilizan el dinero de sus dueños (accionistas) y el de otros inversionistas, entre los que se cuentan los trabajadores que cotizan en una AFP y cuyos ahorros se depositan en bancos o se prestan comprando bonos de empresas. Si empresas y bancos hacen bien su trabajo, esto es, invierten bien estos recursos, el país crece y se crean nuevos y mejores empleos.

Los bancos tienen un deber fiduciario para con sus depositantes quienes confían que sus ahorros serán bien administrados. Si no prestan más es porque creen que es un mal negocio hacerlo, porque el sector al que se le prestaría no tiene buenas perspectivas. Lo mismo pasa con las empresas que administran recursos obtenidos vía deuda. Y estoy seguro de que tanto bancos como empresas están permanentemente haciendo proyecciones económicas para saber cómo viene el futuro. Así como las empresas pagarían más a sus trabajadores si creyeran que es un buen negocio hacerlo (por ejemplo, para no perderlos), los bancos prestarían más si creyeran que es un buen negocio hacerlo.

Lo que observamos no es un problema de buena o mala voluntad, sino un tema más de fondo. La labor del Ejecutivo es crear las condiciones para que sea buen negocio invertir y prestar más. Lo concreto es que Chile ha perdido su atractivo como destino de nuevas inversiones y emprendimientos, y es por eso por lo que vemos una actividad económica alicaída por ya algún tiempo.

Si al gobierno le preocupa que el sueldo no les alcanza a las familias más pobres, puede aumentar los subsidios y transferencias estatales o rebajarles el IVA. Y si cree que prestar al sector construcción es un buen negocio, puede hacerlo a través de Corfo o BancoEstado. En el primer caso se cumple el objetivo de aumentar el sueldo de las familias más pobres, pero el costo es fiscal, mientras que en el segundo el riesgo lo asumen los contribuyentes. Cabe, sin embargo, recordar que el Estado también tiene un deber fiduciario para con los contribuyentes.

Leonardo Hernández

Escuela de Administración UC y Clapes UC

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