Bochornosa actuación del Congreso

Desprestigia la labor parlamentaria que una iniciativa que apuntaba a permitir que los centros comerciales pudieran abrir en la jornada electoral de este domingo se haya tratado esta misma semana. Ya es tiempo de revisar la pertinencia de que el día de las elecciones sea feriado.



Ha resultado inaudito que en la misma semana que tendrá lugar el plebiscito constitucional, en el Congreso se estuviese discutiendo una reforma constitucional que buscaba establecer solo por esta vez que los trabajadores de centros o complejos comerciales administrados bajo una misma razón social o personalidad jurídica quedaran comprendidos dentro de las excepciones que establece la normativa laboral para poder laborar un día feriado. En la mañana del martes, la Comisión de Constitución del Senado analizó el proyecto, aprobándolo por estrecho margen, y en la tarde de ese día pasó a sala, donde no se lograron los votos suficientes para su aprobación.

Es lamentable que una iniciativa importante, que apuntaba en la dirección correcta, no haya sido tratada con el debido tiempo, y en cambio se haya abordado sobre la marcha, cuando era obvio que en una semana era prácticamente imposible completar su tramitación parlamentaria, lo que además habría dejado un margen mínimo a las empresas para haberse organizado. Esta dejación resulta todavía más irritante si se considera que la moción fue presentada por senadores de oposición el 30 de agosto; es decir, hubo un período razonable para haber abordado esta iniciativa con la debida calma.

El hecho de que recién la Comisión de Constitución haya tratado el tema esta semana ciertamente da pie para la suspicacia, porque al proceder de esa forma pareciera haber una intención expresa de que el proyecto fracasara. Es bochornoso para el Congreso que temas de esta importancia aparezcan tratados de esta forma, sin el mínimo de seriedad que reclama una tramitación legislativa. Entre otras razones, los patrocinantes del proyecto hicieron ver que el hecho de que este domingo 17 no puedan funcionar centros comerciales, justo en la antesala de la Navidad, reviste un fuerte impacto en las ventas y también priva a trabajadores de poder recibir bonos, lo que en un contexto de alicaída actividad económica resulta un contrasentido. Por otra parte, también es un hecho que el comercio ilegal será uno de los grandes beneficiados con el cierre de parte del comercio establecido.

Pese al desaguisado, al menos fue posible volver a poner sobre la mesa el tema de la pertinencia de seguir estableciendo que los días de elecciones y plebiscitos sean feriados. Tales restricciones parecen no tener mayor asidero a estas alturas, pues no se observa que los trabajadores autorizados a laborar en días de elecciones vean impedido su derecho a sufragar. Por lo demás, en la experiencia internacional es posible encontrar varios ejemplos donde las elecciones se llevan a cabo incluso en días hábiles, o donde las jornadas electorales no constituyen feriado.

Considerando que los próximos dos años serán electorales, no hay razones para no abordar esta vez con el debido tiempo un debate que apunte a que las jornadas electorales en nuestro país sean días de normalidad, manteniendo solo aquellas restricciones que resulten indispensables.

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