Caída en número de homicidios

Es auspicioso que en 2023 se haya producido un quiebre en la peligrosa tendencia que venía el país, pero aún estamos lejos de un punto de inflexión.



El Informe Nacional de Víctimas de Homicidios Consumados correspondiente a 2023 ha traído noticias más favorables, pues según dicho estudio -que consolida datos de diversos organismos públicos- el número de asesinatos bajó 6% en relación con el año anterior, registrando un total de 1.248 víctimas. Se trata de un quiebre respecto de las tendencias observadas en los últimos años, donde el número de homicidios venía aumentando de forma alarmante.

De esta forma, el país registró en 2023 una tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes de 6,3, lo que representa una ligera caída respecto de 2022 (6,7). Dicha tasa sigue ubicando a Chile entre los países con menores niveles de homicidios dentro de la región, pero también es inevitable constatar que en 2018 el país registraba una tasa de solo 4,5.

Al analizar por regiones, se observa que 11 registraron una baja de los homicidios, siendo significativo lo observado en Arica y Parinacota, donde la reducción fue de 29% (en 2022 hubo en cambio un alza de 103%). Tratándose de una zona que ha sido duramente golpeada por la presencia de peligrosas bandas ligadas al crimen organizado, y donde se han registrado asesinatos de especial crueldad, esta caída trae algo de alivio para sus habitantes, resultado que probablemente está incidido por los mayores esfuerzos policiales y acciones del gobierno para contener la inmigración ilegal y la expansión del crimen organizado. Preocupa, a su vez, que en Aysén y Magallanes la tasa de homicidios haya aumentado en forma significativa, si bien se trata de un número reducido de víctimas.

Otros hallazgos que revela el informe es la leve caída en el número de armas de fuego para consumar los asesinatos, si bien este mecanismo sigue siendo el mayoritario (llegando al 52%). También se observa un leve aumento en el número de víctimas extranjeras, y es llamativo que la mitad del total de víctimas haya tenido antecedentes penales. Esta combinatoria de antecedentes probablemente sugiere la mayor incidencia que están teniendo los asesinatos asociados con peligrosas formas de delincuencia.

Cabe valorar que este nuevo estudio muestre que se logró quebrar la peligrosa tendencia en que veníamos, pero todavía estamos lejos de poder dar por sentado que se produjo un punto de inflexión. Se sabe que las tendencias en materia de asesinatos pueden ser muy volátiles, en tanto que la activa presencia de peligrosos carteles y bandas asociadas al narcotráfico deben llevar también a la cautela a la hora de hacer proyecciones demasiado optimistas.

Es claro que la propia población no percibe mejoras sustantivas en materia de seguridad, considerando que el 90% -de acuerdo con la última Enusc- tiene la percepción de que la delincuencia ha aumentado. Ello probablemente está influido por el extremo nivel de violencia que se ha observado en el último tiempo, siendo un hecho que los tiroteos y asesinatos en plena vía pública, el sicariato, los secuestros extorsivos y otras prácticas configuran un cuadro apremiante. Deben por lo tanto producirse avances más robustos y consistentes en el tiempo para que la ciudadanía sienta que finalmente hemos dejado atrás la crisis de inseguridad, pese a lo auspicioso del presente informe.

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