Cambio de hora, hora de un cambio



SEÑOR DIRECTOR:

Parece increíble, pero a pesar de los incesantes llamados de la comunidad científica a no hacerlo, este sábado 6 de abril experimentaremos un nuevo cambio de hora. Así, cuando marquen las 23:59, los relojes deberán atrasarse una hora para, según dicta el Decreto 224, en septiembre volver a cambiarla hacia el horario de “verano”.

Décadas de estudios científicos, estadísticos y clínicos han corroborado que lo mejor es mantener un solo horario continuo, en lugar de estar forzando al cuerpo a modificaciones por una medida artificial que obedece a razones poco argumentables y con efectos negativos que van desde una mayor incidencia de problemas agudos de salud, a sensación de fatiga, dificultades para levantarse, episodios de ansiedad, irritabilidad, además de una menor productividad en nuestras labores diarias.

Si bien las repercusiones fisiológicas de lo que ocurrirá este sábado son menos drásticas que cuando se retorna al horario de verano, lo realmente recomendable es dejar de hacer estas modificaciones y mantener de manera constante la modalidad de invierno, que nos permite despertar con más luz natural y evita exigir al cuerpo que actúe desfasado de la hora geográfica local.

Es de esperar que, frente a los datos científicos, los tomadores de decisión atiendan el llamado de la ciencia, reconsideren la medida y logren establecer un horario constante en Chile: el llamado de “invierno” o estándar. No solo nuestro cuerpo, sino que el funcionamiento de la sociedad en su totalidad, en particular de los niños y jóvenes, lo agradecerán.

Luis Larrondo

Director del Instituto Milenio de Biología Integrativa, iBio

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