Columna de Constanza Hube: Una propuesta por la estabilidad

Foto: Jesús Martínez, Agencia Uno.


Como era esperable políticos oficialistas ya han dado a conocer su postura en contra de la propuesta constitucional que se someterá a plebiscito en diciembre. La pregunta es ¿por qué? Explicaciones van y vienen: “sería regresiva en derechos sociales” y “la derecha pretende imponer una visión de minoría y conservadora” dijo hace algunos días, la presidente del PS. Seguiremos trabajando por una “asamblea constituyente de verdad”, sin bordes planteados por el Senado “que es un poder constituido” desprestigiado y “poco democrático” señalaba un ex candidato presidencial del PC.

¿Argumentos o excusas? Vamos viendo. ¿Qué se ha logrado durante estos meses? Primero, elaborar un texto técnicamente correcto y respetuoso de la tradición constitucional chilena, manteniendo la unidad de la nación, un Congreso bicameral, un Poder Judicial independiente e innovando en varios aspectos centrales, como el sistema político que hoy se encuentra en crisis. Esto último dista de lo ocurrido en la Convención Constitucional (CC) que pretendía refundarlo todo, poniendo fin a la nación chilena, eliminando el Senado, quitándole la independencia al Poder Judicial y precarizando una serie de derechos, especialmente aquellos relativos a la propiedad. La propia Comisión de Venecia ha manifestado su satisfacción con el texto en diversos aspectos, muy distinto, si lo comparamos con el informe de la misma Comisión, a propósito de la CC.

Segundo, se logró desarrollar un proceso en que sus protagonistas han sido respetuosos de las reglas fijadas previamente, tanto aquellas establecidas en la Constitución, como en la ley que dispuso el reglamento de funcionamiento. Esto es muy distinto de lo ocurrido en la CC pasada, en que se hizo una costumbre el “salto a las reglas”. Solo los primeros días, la entonces Mesa Directiva anuló votaciones, tomó votaciones a mano alzada, creó 7 vicepresidencias que no estaban consideradas, impidió el acceso a la prensa durante semanas, aumentaron las asignaciones, y un largo etcétera.

Tercero, se logró elaborar una propuesta deferente de los bordes y acuerdos alcanzados por los parlamentarios. No está de más recordar que el Congreso adoptó una serie de resguardos para que no se repitieran las irregularidades de la CC, entre los cuales están los bordes y los árbitros ¿Cuántas veces recurrieron los consejeros de izquierda a los árbitros? Ninguna, lo que da cuenta que estamos frente a un texto que respeta inobjetablemente los bordes y que dentro de ellos se expresa la mayoría de los chilenos que se han manifestado en las urnas en las dos últimas votaciones. También da cuenta de aquello las votaciones que se han alcanzado por unanimidad en este proceso. Cerca del 43% de todas las votaciones en el Consejo se aprobaron de manera unánime. En contraste, en la fracasada CC solo hubo un 0,3% de votaciones unánimes.

¿Es razonable que a la izquierda no le guste el texto? Claro que sí. Pero en un contexto de desconfianza en las instituciones se esperaría que dichos políticos transparenten sus posiciones y sus razones, y no pretendan disfrazar de argumentos sus débiles excusas. La realidad es que la izquierda no asumirá jamás que tanto el proceso constitucional desarrollado durante este año y el texto que el Consejo Constitucional le está presentando a Chile es diametralmente mejor que el anterior. Eso implicaría asumir públicamente que un sector mayoritario de oposición consiguió, lo que ellos con ¾ de los integrantes de la fracasada CC no logró: una Constitución que apunte a la estabilidad.

Por Constanza Hube, ex convencional constituyente

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