Columna de Daniel Muñoz: Parecer y ser



A casi dos semanas de su inicio, los Juegos Panamericanos Santiago 2023 han sido todo un éxito; con una organización de muy alto nivel y un espectáculo increíble que está dejando una gran impresión en todos los ciudadanos.

Pese a estas cuentas alegres, si se mira con más detención y se analiza la experiencia de nuestros deportistas, podría parecer que aún tenemos una disonancia. En otras palabras, una brecha entre lo buenos que somos como anfitriones y nuestro modelo de desarrollo deportivo. Un aspecto que me parece vital poner en el centro de la discusión.

¿Será posible trabajar en definir un modelo centrado en el deportista? ¿Uno que nos obligue a planificar a largo plazo? ¿Qué debiéramos cuidar en una tarea como esta? La respuesta sería quizá partir por definir claramente los roles y funciones que tendrá cada uno de los actores: Ministerio (Instituto Nacional de Deportes), Comité Olímpico de Chile (COCH), federaciones, colegios, universidades, auspiciadores y medios de comunicación, entre otros. Entender cómo se articulan, potencian y relacionan las competencias y ligas internas. También elaborar los ajustes legales y normativos para una correcta gobernanza, y gestión de las instituciones y de los “productos” que se definan y ejecuten.

Lo anterior parece realmente desafiante y transformador. Trabajar para construir un modelo que le permita a nuestros futuros deportistas acceder -en Chile- a un nivel de entrenamiento de clase mundial.

La primera parte de los Juegos Panamericanos ha demostrado que a los chilenos nos encanta asistir a eventos en vivo, que somos buenos para animar a los atletas in situ y que nos entusiasmamos con las emocionantes competencias. Entonces, si somos capaces de disfrutar de juegos internacionales, ¿por qué no hacerlo con nuestras ligas y campeonatos nacionales? Estas instancias pueden ofrecernos esa misma experiencia, más aún considerando que ahora tendremos mejor infraestructura y a miles de compatriotas que han aprendido trabajando en la organización y la realización de los juegos.

Si revisamos las principales actuaciones de la delegación chilena en estos Juegos, podremos notar algunos patrones, por ejemplo: hermanos, cuatrillizos, primos y apellidos que nos suenan muy familiares. También sorprende que muchos de ellos sean hijos de profesores de Educación Física o de ex deportistas. Si bien estos Juegos van a servir para que muchos niños y jóvenes se inspiren y sueñen con convertirse en destacados deportistas, aún falta un trecho para que todos los interesados puedan recorrer ese “camino”.

Para ello, y en lo inmediato, es fundamental que no se reduzca el presupuesto destinado al deporte, sobre todo teniendo en cuenta los mayores costos de operaciones de las nuevas instalaciones estatales y la necesidad de que estén al servicio del desarrollo deportivo y de todos los canales. De lo contrario, se convertirán en meros espacios arrendables.

Que estos Juegos sean el catalizador para pensar y trabajar en la planificación y ejecución de un potente modelo de desarrollo deportivo-país. Uno que nos haga soñar con un real cambio cultural. ¡Hagamos que el deporte siga siendo una prioridad!

Por Daniel Muñoz, académico del Diplomado en Gestión en la Industria del Deporte, Ingeniería Industrial, Universidad de Chile

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