Columna de Federico Rojas: Respuesta a la encrucijada de la política exterior



Hqce unos días se realizó en Washington un seminario sobre nuevas perspectivas de política exterior en las Américas, en el que diferentes think tanks abordaron la relación entre América Latina y Estados Unidos ¿Cuál es el estado de las relaciones y los posibles escenarios de cara a las elecciones presidenciales en el país del norte? Una de las percepciones que más se repitió es que gran parte de América Latina no es una prioridad para Estados Unidos, ya que no representa una amenaza ni tampoco una oportunidad. Así, las expectativas de cualquier evaluación deben partir ajustándose a esta pérdida de relevancia

No es nuevo que América Latina no sea prioridad para Estados Unidos. La novedad es que Estados Unidos ya no es la única opción para América Latina. En las últimas dos décadas el avance de China como socio comercial abrió nuevas opciones de política exterior, principalmente para los países de América del Sur como Chile que han reforzado sus lazos con Asia Pacífico. Estados Unidos es el jugador más grande en la mesa, pero ya no es el único. Si bien se mantiene como la alianza geográficamente “natural” para los países de la región, el avance comercial y diplomático chino a partir de la Iniciativa de la Franja y la Ruta permite preguntarse cuánto tiempo puede sostenerse la falta de atención norteamericana.

En reacción al avance chino, el presidente Biden impulsó en 2022 la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas (APEP), de la cual Chile es parte, pero que por el momento despierta escepticismo. Si bien retóricamente afirma fomentar cadenas de suministro e infraestructuras de calidad, no parece ir más allá de las buenas intenciones cuando se analizan los casi nulos recursos comprometidos. Los escenarios post elecciones no dejan mucho espacio al optimismo: en el mejor de los casos la APEP continuará en un segundo mandato de Biden, con las limitaciones antes mencionadas; en el más probable de los escenarios, la alternancia de gobierno y el regreso de Donald Trump a la presidencia, la APEP posiblemente deje de existir. En cualquiera de los dos escenarios, el gobierno de Estados Unidos no cuenta con el apoyo del Congreso para comprometer recursos en América Latina.

Difícilmente nuestra región se transforme en una prioridad para Estados Unidos. Posiblemente China siga potenciando sus relaciones comerciales con países latinoamericanos y las inversiones en la región. Ya es tarde para que Estados Unidos reaccione frente al nuevo estado de situación. Chile y América Latina se encontrarán entre medio de ambas potencias, con las amenazas y las oportunidades que eso puede conllevar. En este contexto incierto, tanto el país como la región deben evitar alineaciones automáticas o permanentes, abordando uno a uno los temas de agenda, teniendo a sus intereses y principios de política exterior como guía.

Federico Rojas de Galarreta, Instituto de Estudios Internacionales, Universidad de Chile

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