Columna de Georgiana Braga-Orillard: ¿Está Chile dispuesto a abrazar el cambio?

Cabildo


Chile parece experimentar sistemáticas dificultades para conducir cambios que permitan procesar demandas, crisis y desafíos sociales. La reforma de pensiones, discusión que data de más de 15 años, o los dos intentos recientes por cambiar la Constitución vigente constituyen ejemplos de lo anterior. Por ello, como Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, hemos enfocado el Informe sobre Desarrollo Humano 2024 sobre el deseo de transformación en la sociedad chilena y su capacidad de conducirla.

La encuesta de opinión pública realizada en el marco de la elaboración del informe proporciona resultados que permiten comprender estas dificultades. Los análisis muestran que la mayoría de las personas considera que en Chile no hay liderazgos en los diferentes sectores, capaces de conducir los cambios que el país requiere y que las autoridades políticas son ineficaces en conducir el país. En buena parte, esta evaluación crítica se debe a la percepción de una falta de voluntad para llegar a acuerdos que beneficien a la ciudadanía como un todo.

Hay una demanda por liderazgos dialogantes, capaces de ceder para alcanzar acuerdos que beneficien al país, ya que la amplia mayoría de los encuestados considera que un buen líder es alguien capaz de alcanzar consensos; en contraste con una persona capaz de enfrentarse a otras posiciones para defender sus puntos de vista. Además, la Encuesta de Desarrollo Humano muestra que la mayoría está dispuesta a aceptar soluciones a problemas que no reflejen exactamente sus preferencias, o a apoyar liderazgos que no reflejen exactamente sus ideas y valores, si logran facilitar cambios y construir acuerdos.

Por ello, una lógica de liderazgo político de suma cero, donde la ganancia de uno corresponde a una pérdida del adversario, no solo es incompatible con el liderazgo demandado por la ciudadanía, sino también limita la capacidad de la sociedad chilena para implementar transformaciones acordes a las necesidades de las personas.

En un escenario de urgencias sociales, problemas globales como el cambio climático y de evaluación negativa del desempeño de los liderazgos políticos, la valoración del acuerdo y del consenso representa un activo de la sociedad chilena y un desafío para quienes desempeñan funciones de conducción. Reconocer este desafío y abandonar la lógica de liderazgo político de suma cero es un primer paso para estar a la altura de lo que el país necesita.

Por Georgiana Braga-Orillard, representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Chile

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