Columna de Germán Codina: Metros de burla

FOTO: LUIS BOZZO B./AGENCIAUNO.


Hace algunas semanas, el Presidente Boric nos desilusionó con su decisión de desechar la extensión de la línea 4 del metro hacia Bajos de Mena y el sector antiguo de Puente Alto, zonas pobres y de clase media que esperaban contar con esta infraestructura el año 2027, como había sido comprometido por el Metro y el gobierno en su oportunidad.

No lo habíamos visto antes en la historia: una institucionalidad como la Presidencia de la República decide darse “un gustito político” rompiendo el sueño de miles de puentealtinos, botando un proyecto que tenía ilimitada rentabilidad social que hoy se va a la basura.

En realidad, lo que se oculta tras el manoseado eslogan de llevar el Metro a Bajos de Mena con la Línea 9 (L9), es que el gobierno perjudica a Puente Alto y a su gente, obligándolo a esperar 10 años más, el doble de tiempo que requería la construcción de la extensión de la Línea 4. ¿Este mismo cambio se habría hecho en un trazado en el sector oriente?, ¿el Presidente se habría atrevido a algo así? Estoy seguro de que no.

Algunos datos: el trazado de la L9 obligará a los puentealtinos a pasar por una estación de transbordo en la Plaza de Puente Alto que va a producir pérdidas de tiempo, aglomeraciones peligrosas, inseguridad, usuarios y especialmente adultos mayores sometidos al “festival del codazo” peleando los asientos en el cambio de tren cuando tengan que ir al hospital, por ejemplo.

La estimación de las autoridades del Metro es que con la L9 ya funcionando, el 80% de los pasajeros seguirá usando la L4, porque sus principales puntos de interés siguen siendo el Hospital Sótero del Río (con más de 1 millón y medio de usuarios), la Municipalidad, el Registro Civil, la Delegación Presidencial o porque trabajan en el sector oriente.

El centralismo y los intereses políticos siguen incrustados en la cabeza de quienes toman las decisiones. Es evidente. ¿Por qué nadie del gobierno, ni tampoco del Metro, le preguntó a la gente su opinión antes de desechar la extensión de la L4 comprometida, o si es que les conviene este proyecto nuevo? Los vecinos ya han manifestado públicamente la necesidad de una consulta ciudadana sobre este tema.

La proyectada Línea 9, más encima, costará ¡425 mil millones de pesos adicionales! Una pregunta plausible: ¿por qué no gastan mejor una pequeña parte de esos 425 mil millones en hacer la Estación Intermodal de Puente Alto y dar así alternativas de mejor conectividad a más de dos millones de habitantes de nuestra comuna, La Florida, San Bernardo, La Pintana, y otros sectores del sur de Santiago? Una Intermodal se justifica plenamente en la comuna más poblada de Chile, pero no en la Plaza como algunos podrían sugerir.

Construir una intermodal es una valiosa oportunidad para generar progreso y empleos, uniendo el sur de Santiago con buses interregionales, que eviten la pérdida de tiempo a millones de vecinos que deben ir a los terminales de Estación Central para conectar y viajar a ver a sus familias o vacacionar al Litoral Central, el norte o el sur del país.

El dolor de la pobreza se sufre en el día a día, también en la carencia de conectividad y las falencias del transporte público. No es justo decirle a gente honesta y de esfuerzo que, por una decisión arbitraria del Presidente Boric, retrasarán más de 10 años la extensión del Metro; y decírselo como si fuera una buena noticia, lo encuentro una burla.

Chile no puede progresar realmente sin equidad urbana, pero asistimos nuevamente a decisiones donde se comprueba que para algunos hay comunas de primera y segunda categoría. Lo mismo hemos denunciado cuando el MOP y la concesionaria ISA Intervial, por ejemplo, mantienen un sistema distinto de cobro al free flow que está implementado en las autopistas del resto de Santiago, sometiendo a los puentealtinos diariamente a grandes demoras por mantener las barreras y peajes para entrar y salir de la autopista Ruta del Maipo (Acceso Sur) aunque tengamos el TAG al día.

Hemos puesto argumentos objetivos sobre la mesa, ojalá el gobierno recapacite y no salga junto al Metro a cancelar las opiniones disidentes, molestos con un alcalde que se atreve a alzar la voz por tanta gente que sufre por la insensibilidad de decisiones arbitrarias como ésta.

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