Columna de Max Colodro: Gustitos



El Presidente Boric inauguró su gobierno mostrando convicciones antimonárquicas: culpó al rey de España por el retraso en la ceremonia del cambio de mando; después tuvo que disculparse. Al tiempo, sintió la necesidad de exhibir su sello antimperialista: lamentó que no hubiera un representante de EE.UU. en la iniciativa de las américas para la protección de los océanos, sin percatarse que dicho representante estaba sentado a un metro de él. Era John Kerry, quien con ironía comentó que, al parecer, habían estado buenas las cervezas que Boric tomó el día anterior con el Primer Ministro de Canadá.

Al poco tiempo, el país fue testigo de las fotos que la pareja del embajador de Chile en España subió a las redes sociales, mostrándolo mientras disfrutaba de una langosta; luego publicó otras, sentada en el asiento trasero del auto oficial, exhibiendo los pies descalzos sobre las piernas del funcionario. Inexplicablemente, el diplomático siguió en el cargo. En cambio, Chile estuvo sin embajador en Brasil por nueve meses, debido a que la persona designada -Sebastián Depolo- nunca recibió el “agreement” del gobierno de Bolsonaro. Entre las razones de ello estaban declaraciones del propio Depolo, quien poco antes de ser propuesto declaró: “Lo que vemos en el Brasil de Bolsonaro es el inicio del fascismo. Odio a la diferencia, persecución política a disidentes y castigo a ideas contrarias a las del régimen”. No era muy difícil imaginar las consecuencias.

Chile lleva ahora más de medio año sin embajador en Inglaterra. En agosto pasado, la Cancillería tuvo que pedirle la renuncia a Susana Herrera, quién había aprovechado sus vínculos para presentar un proyecto ambiental a la Gobernación del Biobío por cinco millones de dólares. Entre sus socios decía tener nada menos que a una fundación creada por el propio rey Carlos III.

Hace unas semanas, la aduana boliviana informó que Chile accedió a ampliar el horario de apertura de los controles fronterizos de 10 a 24 horas diarias, durante todo el año; sin explicación de las autoridades chilenas, y en un momento en que uno de los principales problemas limítrofes es la escasa fiscalización del país altiplánico sobre las personas que deja pasar hacia Chile y a las que luego se niega a recibir. Es decir, habrá mayores facilidades para el tránsito desde un país que en julio pasado firmó un acuerdo de defensa con Irán, uno de cuyos objetivos es mejorar el traspaso de información sobre el manejo de fronteras.

Por último, la semana concluye con la decisión de impedir la presencia de empresas israelíes en la Fidae. Una decisión que impacta en las relaciones comerciales con uno de los más importantes proveedores de equipos de defensa, cuyas implicancias no fueron informadas ni evaluadas en conjunto con las FF.AA. y que solo vino a agregar incertidumbre en vínculos que inciden en la seguridad nacional.

Como si hubiera dudas, el Presidente Boric confirmó que las decisiones en materia de política internacional las toma solo él.

Por Max Colodro, filósofo y analista político

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